Pedro Sande García
Un conocido crítico cinematográfico, algo que no soy ni pretendo serlo, escribió que Argentina, 1985 le había puesto los pelos de punta. Por no copiar su cita yo comenzaré esta crónica escribiendo que Argentina, 1985 y As Bestas han conseguido emocionarme.
En el caso del filme que trata los asesinatos cometidos en nombre de la Junta militar Argentina, su director, Santiago Mitre, podría haber caído en la tentación de mostrar un relato melodramático y lleno de imágenes estremecedoras. No es así, ante nosotrostenemos un relato que genera una emoción sosegada, una emoción que fluye por debajo de la piel, una emoción que hace emerger la solidaridad con todas esas miles de víctimas que sufrieron el asesinato y la tortura en primera persona o a través de sus seres queridos. También emerge la rabia hacía todos esos criminales que a lo largo de la historia han cometido crímenes atroces y que muchos de ellos han salido inmunes de sus fechorías y en algunos casos siguen siendo ensalzados por sus seguidores. Muchas de esas víctimas, y no solo hablo de las que nos muestra la película sobre la dictadura Argentina, aún sigue buscando reparación y exigiendo que se haga justicia. No quiero que por mis palabras piensen que Argentina, 1985 es un discurso de buenos y malos, lejos de la realidad, es un relato que nos muestra de manera independiente el relato histórico acaecido entre los años 1976 y 1981 durante el mandato del general Jorge Rafael Videla. La película no juzga, serán los jueces y ustedes quienes lo hagan.
Si pienso en un comienzo trepidante de una película se me viene a la cabeza la saga de Indiana Jones o de Misión Imposible. En el caso de As Bestas no piensen en ninguno de los ejemplos que acabo de citar, la trepidante escena inicial se desarrolla en una taberna de una perdida aldea en la montaña gallega y en una conversación, casi monólogo, interpretado en gallego con una tremenda energía por Luis Zahera en su papel de Xan, un personaje violento y amargado por el transcurrir miserable de su vida. Rodrigo Sorogoyen consigue, en esta excepcional crónica visual, transmitir la emoción sosegada del carácter gallego. La amistad, la violencia y la propia existencia de los protagonistas de la historia se deslizan al mismo ritmo pausado que el paisaje que Sorogoyen nos muestra tal como es, sin artificios visuales. Conforme va transcurriendo la historia ese sosiego se convertirá en inquietud e irá elevando su tono hasta llegar al dramatismo de una secuencia brillante y memorable, que no les revelaré y que me hizo entender la razón del título de la película, y en la que el escaso diálogo me recordó a algunos admirables pasajes de la trilogía de El padrino. A partir de ese punto el director devolverá la historia a su sosiego inicial aunque el espectador ya no podrá deshacerse de una sensación de inquietud que le acompañara hasta el final.
Hay dos actores que participan en el reparto de estas dos películas por los que siento una especial predilección. A Ricardo Darín lo he visto interpretando múltiples personajes pero es en la sobriedad con la que interpreta al fiscal Julio Strassera donde más me ha sorprendido. En el caso de Luis Zahera es increíble la fuerza que transmite este actor, en As Bestas el carácter bronco y resentido del personaje que interpreta parece que va a salirse de la pantalla para sentarse a nuestro lado y seguir con su resentido discurso. Pero hay otros dos actores que sobresalen por sus extraordinarias interpretaciones. Ambos franceses, Denis Ménochet y Marina Fois interpretan a los dos protagonistas de As Bestas y transmiten tal credibilidad en su trabajo que debo confesarles que en algunos pasajes de la película llegue a pensar que eran personas que estaban interpretando su propia vida.
Podría alargarme en esta crónica escribiendo una ficha de ambas cintas, no lo haré ya que es algo que ustedes pueden leer en páginas especializadas en cinematografía. Mi objetivo, el único, es transmitirles las sensaciones que me han producido las dos películas, ni siquiera pretendo hacer crítica de ellas.
Para finalizar me atrevo a darles una recomendación. Vean As Bestas en versión original. La mezcla de gallego, francés y castellano se convierte en un plus que acentúa la fuerza de este magnífico film.
Disfruten del cine y cuídense mucho.