Aprovechando uno de estos fines de semana que se nos presentan muy festivos ,me decidí a realizar una pequeña escapada y…¡no saben ustedes lo mucho que le cuentan a uno!.Lo mucho que se aprende.
Por eso este editorial de hoy va dirigido a aquellas personas que han tenido a bien contarme ”Leyendas” (“casos y cosas”) de esta nuestra querida tierra gallega.
Quedé asombrado cuando un amigo me empezó a contar lo mucho que sabe del reino de Baltasar, no desde luego del de Merlín ..,pero con tantas anécdotas, cuentos, sorpresas, que si los llega a conocer don Álvaro les hubiese dedicado no un libro…, una serie, una colección.
Vamos hoy con ese cuento…no de hadas.
Pues erase una vez que en aquel hermoso reino gobernaba de manera populista, pero despótica, un ya viejo rey que había convertido a todos los ciudadanos en siervos de los que se aprovechaba siempre que llegaba la ocasión y que con una política de “doma” se mantenía en el trono.
Su fortuna …increíble, pasó de ser un simple súbdito, pedagogo de aquellos casi digitales, pero con una “cabeza” caciquil impresionante que le llevó a ser ¿elegido?, ante el cese del rey anterior a los más ámplios poderes. Si hablamos con palabras del pasado siglo escribiría que pasó de ser un sencillo profesor de los que se decía «pasas mais fame que un mestre de escola» a «tiene más dinero que el Rey Midas». Pero sigamos con el cuento.
Supo mantener el clientelismo pero a base de que esa clientela le suministraba buenos “sobres” cuando alguna persona deseaba ascender o lograr un puesto en la administración real.
Me recuerdan que cuando uno de sus seguidores le pidió que le diese un puesto a una de sus hijas le respondió que no había problema pero le tenía que ceder un terreno edificable..y no se cuantas cosas más. Al final le pudo dar el puesto, pero ya se había guardado en las arcas reales la buena bolsa. Cuando le preguntaron al súbdito, que por cierto me parece que me contaron que tenía un mesón en el camino real, lo único que supo decir fue…”desplumoume, pero era por asegurar a miña filla”.
En los salones reales solían entrar y salir aquellos que deseaban un puesto, un favor. Era un ir y venir casi divino, desde luego también casi diario porque si no era por un tema..era por otro. El rey les pedía diezmos y primicias, seis, siete millones,y más, y les aseguraba una plaza en su séquito o la resolución de tal o cual proyecto, o tal o cual obra, o… ¡sabe Dios que!. Lamesnada real aumentaba que daba gusto. Los millones en las arcas propias..mucho más. Claro que si después de decirle al incauto, y hubo muchos, que lo iba a meter en nómina y no lo hacía…le comunicaba el “non te preocupes, para a próxima listo”..Jejeje, pero los millones ya estaban en el banco real o sabe Dios en que paraiso.
Me contaron que a alguno le decía S.M. “Mira ti te presentas ao examen, o deixas en branco, pero que te vexan por alí. Despois …ya haberá algún edecán que o cubra por ti”.
En fin…era totalmente un rey-cacique. Creo que ahora su trono lo ocupa un familiar, Melchor, pero..¿podrá ocultar todas las falcatrúas del monarca anterior?.Sería sabedor de la manera de gobierno anterior?. Aseguran que si, y mucho mas. Dicen que el Emperador, vamos la administración del rey de reyes, mandó que “rascaran” y…¡madre mía lo que está apareciendo y lo que falta por aparecer!.
Algún día seguiré con este “fermoso” cuento. Un cuento que está escrito para alegría de muchos.
En el próximo, en estos “cuentos de verano” les informaré de cómo Galicia pudo tener un monumento al miembro viril, ya saben …en gallego “ca….”. ¡Impresionante y gracioso¡. Para más datos lo pensaban instalar en Vigo y la promotora era una “diva”, si aquella que le dio un tortazo a la socialista Rosa Miguélez en el Parlamento gallego.
Uf, lo que uno aprende cuando sale un poco de estas tierras ferrolanas.
Hasta la semana.
Don Pedro en Ourense? Hay ouro?