La Venganza de Sánchez

Juan Cardona Comellas

Sin entrar en consideraciones morales nos ceñimos a la definición de la RAE, que
considera la venganza como «Satisfacción que se toma del agravió o daños recibidos», o simplemente «castigo o pena», aunque tenemos in mente antecedentes milenarios con el bíblico «ojo por ojo». Si nos fijamos en la premisa inicial tenemos que retrotraernos al «agravio o daño recibido».

Desde julio del año 2014, con más de 40.000 avales presentados, el apoyo de Susana Díaz y el 50% de los votos, fue nombrado Secretario General del PSOE derrotando
a Eduardo Madina y a Perez Tapias: no podía imaginarse lo que sucedería dos años más tarde.

En octubre de 2016, tras la celebración de un Comité Federal a cara de perro, en el
que inicialmente Sánchez intentó superar la censura, provocada por los malos resultados electorales en Galicia y País Vasco, con la convocatoria del Congreso Federal, propuesta que no fue finalmente aceptada; aunque intentó la aprobación por el procedimiento de «urna oculta» sin control alguno del número de papeletas que se introducían, procedimiento que fue suspendido al grito mayoritario de «¡pucherazo!, ¡pucherazo!». Se realizó la votación a cara descubierta con la oposición manifiesta de García-Page; Fernández Vara, Javier Lambán, Javier Fernández y esta vez también con la oposición de Susana Díaz. No fue suficiente el apoyo de los catalanes y baleares y el de Ximo Puig (si pero no): Pedro Sánchez fue obligado a dimitir, abandonando igualmente el escaño como diputado antes de la votación de investidura de Mariano Rajoy

Tras la pérdida de poder en el partido inició una maratoniana gira por las principales
agrupaciones locales del PSOE en su Peugeot 407, consiguiendo adhesiones a su causa; aunque algunos ya hubiesen comprometido previamente su aval a otros candidatos para las primarias de 2017. Con este bagaje se volvió a presentar y derrotar a Susana Díaz y a Patxi López, dándose la curiosa circunstancia que superó en 15.000 votos a la andaluza cuando esta le había superado en 6.500 avales: promesas de cargos y carguitos contra lealtades volubles.

Nuevamente Sánchez en el poder, los «agraviantes» saben que tienen los días
contados. En esta lista, donde figuran los barones desafectos incluye al propio PSOE como partido, que poco a poco se va convirtiendo en el PS, por una parte, la «O» desaparece por falta de personal y la «E» se pone en almoneda al pactar, para conseguir sus objetivos personales, con independentistas diversos incluido los muchachos de «Bildu». El acrónimo PS solo tiene un significado real: Partido Sanchista.

Posteriormente, para conseguir la ansiada presidencia del gobierno de España no le
quedó más remedio que atraer, en un gobierno de coalición, a los Pablistas de Podemos.
No sabían estos que, en ese preciso momento al aceptar pasaban a incorporarse a la lista de «agraviantes». El que le desvelaba y le hacía las noches interminables, pasa
aparentemente a compartir su mesa y le ofrece su abrazo fraternal. Lo que realmente le da es un abrazo de oso, y después de hacerlo vicepresidente y consentir que incorporase como ministra a su señora, no soporta sus desplantes y le corta la coleta como si de un torero se tratase y le indica que «al salir cierre la puerta». La siguiente en caer es la andaluza Susana Díaz que cae derrotada en las primarias por el candidato de Sánchez.

El ínclito Presidente no tiene prisa en ir tachando de la lista. Ahora juega con el indulto de los independentistas condenados para atraerlos a su juego. Si yo fuese alguno de ellos estaría muy atento intentando ver cuando me va a dar la patada, que sin duda lo hará cuando no los considere necesarios para mantener su poltrona y su falcon.

En esta ocasión me sumo a la venganza pero con premio: que les caiga encima «la venganza de Moctezuma».

Miño, 22/06/2021 

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Un comentario

  1. Tal cual .Lo que le faltaba al «bello Sanchez» era ser vengativo. A
    La bajisima categoría humana ,del personaje ,es la guinda de su putrido pastel.
    Y a los garrulos independentistas, les mando un regalo por su salida del trullo, que se queden todos sin voz para siempre, con mis mejores deseos.