Cuartel General de la Fuerza Terrestre en Sevilla fue por primera vez el escenario de la gala de los Premios Ejército. Una 58 edición que se celebraba con magnificencia en la espectacular Plaza de España de Sevilla.
El Jefe de Estado Mayor del Ejército de Tierra (JEME), el lucense Francisco Javier Varela Salas, presidió el acto. Junto a él, la secretaria de Estado de Defensa, de origen ferrolano Esperanza Casteleiro, diversas autoridades de la Junta de Andalucía y del Ayuntamiento de Sevilla, representantes de diversos organismos y
empresas patrocinadoras del evento, más de un millar de invitados entre los que se encontraban altos cargos militares como el Coronel ferrolano Antonio Avendaño Sanjuán, director del Archivo Intermedio Militar Sur o personas destacadas de la ciudad como la historiadora y colaboradora de Galicia Ártabra María Fidalgo Casares.
Premios Ejército
Los Premios Ejército constituyen en la actualidad la iniciativa cultural más destacada del Ejército de Tierra. Nacieron en 1945, para propiciar la creación artística y literaria referida a las actividades del Ejército de Tierra en el marco de las Fuerzas Armadas, así como el conocimiento y divulgación de la vida militar.
La temática de este año ha sido «La Campaña de Melilla de 1921» y «El centenario de la Legión Española», por lo que la mayoría de los trabajos han guardado relación con estos hechos.
Durante el acto se proyectaron vídeos históricos conmemorativos de distintas efemérides celebradas, del Ejército en sus cometidos llevados a cabo durante la pandemia (Operaciones Balmis y Misión Baluarte) y su actuación en apoyo a la población durante la pasada tormenta Filomena (Operación Tormentas Invernales Severas).
Entre las distintas comparecencias de los premiados, hubo actuaciones de música y baile flamenco. La Unidad de Música del Cuartel General de la Fuerza Terrestre
amenizó con brillantez con piezas como ‘Los Voluntarios’, ‘Monte Arruit’ o la mítica ‘Las Corsarias’, más comúnmente conocida como ‘Banderita’, que cerró la gala de los Premios Ejército 2021.
Distinción especial Premios Ejército
La Distinción Especial de los Premios fue para la Fundación ‘Tercio de Extranjeros’, caracterizada por su gran labor social y solidaria con los legionarios en situación de
soledad o exclusión social, que fue recogido por el coronel Juan Antonio Díaz de manos de los gallegos Esperanza Casteleiro y Varela Salas.
Doblete para Lucas Molina
El ferrolano Lucas Molina fue galardonado junto a Pablo Sagarra, Óscar González y Pedro Pablo Moreno con el prestigioso Premio de Investigación en Humanidades y Ciencias Sociales en versión de Gran Formato. El título del trabajo: «El factor humano. Organización y liderazgo para ganar una guerra. Estudio crítico de la jefatura de movilización, instrucción y recuperación durante la guerra civil española» en el que analiza la gestión de los recursos humanos en el bando nacional frente al republicano durante la Guerra Civil española.
Este premio no es el primero de sus Premios Ejército que obtiene. Lucas Molina en 2015 también ganó el 1º Premio de Investigación en Humanidades y Ciencias Sociales con el trabajo “Para Bellum, la adquisición de material del ejército español durante la Segunda Guerra Mundial”.
Este trabajo de 2021 incorpora como principal novedad el análisis de la Jefatura de Movilización, Instrucción y Recuperación (MIR), creada desde el Cuartel General de Franco en marzo de 1937, en funcionamiento hasta el final de la guerra. Desde este organismo el bando nacional llevó a cabo el reclutamiento de la tropa, llegando a movilizar 551.923 hombres de entre 18 (quinta del biberón) y 31 años (quintos del 27), casi el 50% del 1.059.087. A esto habría que sumar los más de 8.000 voluntarios que se alistaron en el ejército y los instructores extranjeros.
Según se extrae del estudio, los republicanos tuvieron que movilizar más reemplazos para construir su ejército, llamando a filas a todos los hombres que tenían entre 43 (quinta de 1915) y 17 años (quinta del chupete). En total unos 800.000 hombres, a los que habría que sumar 60.000 voluntarios, entre ellos los brigadistas internacionales.
Las funciones del MIR, tal y como documentan los autores, iban más allá del reclutamiento, ya que se encargó de impartir cursos de formación a los mandos subalternos, por los que llegaron a pasar más de 54.000 oficiales y sargentos provisionales, por unos 23.000 oficiales republicanos formados. Además se trabajó la parte «más del factor humano», según señala Lucas Molina «;Con el objetivo de imbuir a la tropa del espíritu necesario para ganar la guerra. Las juras de bandera donde intelectuales arengaban a las tropas, o canciones con música de Manuel de Falla y letras de Pemán para desfilar, fueron algunos de los instrumentos creados desde el MIR para conseguir ese efecto».
El último objetivo de esta Jefatura, fue la recuperación de efectivos, la creación de hospitales militares para recuperar a los heridos y enfermos; y la incorporación de prisioneros para labores logísticas en los batallones, fábricas y talleres. En definitiva el MIR, coordinó bajo un mando único los recursos humanos del ejército nacional, lo
que según el profesor Lucas Molina «fue un aspecto definitorio para ganar la guerra».
El Ejército está en deuda con la historiadora ferrolana Maria Fidalgo Casares, la mayor divugadora de las virtudes castrenses. Esperamos y deseamos que no sea reconocida a título póstumo.