Se llama Fausto Jiménez, y se declara «pequeño portavoz de la comunidad gitana residente en el barrio de Recimil» en donde residen unas cincuenta familias de esta etnia.
Nos dice que «hay un estigma sobre la comunidad gitana que nos acusan de muchas noticias falsas», «puede haber alguna que sea verdad, no podemos decir que no, y debe reconocerse que hay problemas en el barrio, que hay trapicheos..si, pero como en cualquier otro de la ciudad, no somos delincuentes».
Señala que «lo que dice la nueva asociación de vecinos es que hay amenazas, que existe culto evangélico en alguna vivienda..y eso no es cierto porque hay un lugar destinado para ello en la calle Cuntis; dicen que hay pequeños trapicheos y si, repito que, como en otros barrios de Ferrol, que levanten la mano los que digan que no es así.»
«Debo recalcar que en torno al piso evangélico, porque es una de las acusaciones que se nos hacen , mi propio hermano vive en uno de esos pisos señalados, y es ateo, y está muy molesto porque lo acusan de que hace culto en su vivienda. No es cierto..y como eso.. acusaciones falsas , todo por ser gitanos y no lo digo en plan lastimero».
«En la prensa aparece la noticia de que va a haber unas patrullas vecinales que van incluso a integrar a vecinos de etnia gitana y eso no es cierto» señala «¿ la verdad?, todo viene , todo esto está ocurriendo a causa de un local, la nueva asociación le está pidiendo un local al concello y aun no se lo han dado, lo que quieren , al parecer, es difamar, decir que hay conflictos en el barrio, destacar que se preocupan, en fin lanzar cortinas de humo sin más»
¿Solución?, «lo que queremos es ponernos de acuerdo con esa nueva asociación y que en ella haya personas de etnia gitana teniendo en cuenta el número de familias que residimos en el barrio. Así tendríamos ocasión de colaborar, de discutir y ayudar a solucionar problemas, nosotros queremos también un barrio mejor para nuestros hijos y que vivan seguros y tranquilos. Y…..si como se dice alguna gente está atemorizada ..que haya más presencia policial, que nosotros estamos de acuerdo».
Dice que «nos gustaría que hubiese un local, un lugar de encuentro para todas las personas del barrio, un punto wifi porque es el único barrio que no lo tiene, la siega del césped que a veces llega a las rodillas, la poda de árboles en la calle Valdoviño los vecinos está muy molestos, y repito..más presencia policial, esas son a nuestro parecer algunas necesidades diría que fáciles de solucionar por el concello. Debería apoyarse el que hubiese más negocios en los bajos comerciales para que hubiese más vida en el barrio,por lo que habría que hacer una campaña y dar muchas facilidades a los que desearan instalarse en los bajos propiedad del municipio,, y sobre todo pediría que no se juzgue a la comunidad gitana porque pueda haber una familia o dos que no sepan cumplir con las normas mínimas de convivencia».
«Lo que queremos es unidad vecinal y que no se estigmatice a las personas de etnia gitana porque estamos hartos de ser siempre los cabezas de turco y ser los malos de la película.
Nosotros nos buscamos la vida honradamente, lo que si es cierto es que muchos miembros de la comunidad están en paro, y tenemos que pedir ayudas, pero lo que no queremos por eso es que se nos trate de mantener en la marginalidad, no queremos eso para nuestros hijos.
Y los niños…están todos escolarizados, no hay ninguno que resida en Recimil que no asista a los centros escolares. Lo que si es necesario es que el concello nos pusiera un profesor de apoyo, fuera de los horarios escolares, para que los niños no estén en la calle y puedan ir mejor en sus clases, porque desde la enseñanza se empieza a adquirir la cultura y evitar la marginalidad.»
Finaliza sus palabras con un «Yo resumiría diciendo que en Recimil no hay casas pateras, no hay centros de cultos en las viviendas, y si algún vecino se ha sentido amenazado hay medios para resolver eso, además esto ocurre en cualquier punto de la ciudad. Por unos pocos no se puede juzgar a una comunidad, yo diría que a un barrio, al que se le ha dado una fama que no merece.
A veces cuando voy al colegio a recoger a mi hija la gente sabe que soy de Recimil y me da vergüenza porque sobre nosotros están esas sambenitos que son difíciles de borrar»