Pedro Sande García
Puede que sea la bebida más humilde pero también, con toda probabilidad, es el líquido que más propiedades posee. No solo es el mejor antídoto para calmar la sed, además tiene infinidad de características beneficiosas para nuestro organismo: es
hidratante, ayuda a tener una piel sana, favorece que el hígado, los riñones y los sistemas digestivo e inmunológico mejoren sus funciones, previene el estreñimiento, lubrica las articulaciones, suaviza las consecuencias de la resaca…y así podría seguir enumerando una extensa lista de bondades.
No piensen ustedes que el objetivo de este artículo es escribir loas y alabanzas sobre el agua, de lo que yo les quiero hablar es de la jarra de agua, de la jarra de agua como complemento de cualquier comida que se precie, en soledad o acompañando a otras bebidas, alcohólicas o no.
Todo empezó hace unos días cuando de manera consecutiva visité dos lugares donde elaboran y sirven alimentos, una cena y una comida, que tenían algo en común y que despertó mi interés en el momento de sentarnos. En ambos sitios lo primero que nos pusieron a la hora de acomodarnos en nuestras mesas fue una jarra de agua fresca. Piensen ustedes en el mundo que nos rodea, el cercano y el lejano, estamos hablando de una humilde jarra de agua que en muchos lugares es un lujo al alcance de muy pocos.
En nuestro pequeño universo, el que alcanzamos con la vista, la jarra de agua era una costumbre de las casas de comidas y de los restaurantes que recibían a sus clientes; fuesen viajeros, trabajadores o gastrónomos; hambrientos y sedientos. Una costumbre que a día de hoy se ha perdido por completo. En los tiempo actuales el agua hay que pedirla, nos la servirán en botellas de plástico o de cristal con diseños que en algunos casos nos sorprenderán para hacernos olvidar que lo único que queremos es un refrescante vaso de agua. Una ventaja indudable de la jarra de agua es que no pasará, como los envases, a formar parte de nuestros basureros y de nuestros mares.
Que mejor costumbre que empezar a comer bebiendo un vaso de agua fresca para enjuagar la boca y limpiar el paladar. Ese gran poder de limpieza nos permitirá, a lo
largo de la comida, ir preparando nuestro paladar para recibir cualquier alimento en las mejores condiciones para saborearlo, y nos concederá la posibilidad de disfrutar del vino con mucha más libertad. En definitiva será un complemento perfecto a la hora de comer.
Entonces yo me preguntó ¿Cuál es la razón de no poner una jarra de agua en las mesas
de las casas de comida y de los restaurantes?, no les puedo dar respuesta a esta
cuestión, la desconozco. De la misma manera que se ha perdido la costumbre de la jarra de agua también se ha perdido el hábito de poner un vaso de agua con el café. Una tradición cuyo objetivo no era aplacar la sed del cliente, su finalidad era enjuagar la boca para poder degustar todos los matices de aroma, cuerpo y sabor del café. Una lástima aquellas pequeñas botellas de cristal, con la boca ancha, sobre las que se ponía el vaso donde servirse el agua.ç
Llegados a este punto es posible que muchos de ustedes se pregunten si el servicio de la jarra de agua debe de tener un coste para el cliente. Sin duda la respuesta variará, y habrá mayor discrepancia según venga del cliente o del hostelero Como podrán
observar he utilizado la palabra «servicio», con ello quiero recalcar mi opinión de que es un servicio y los servicios deben ser remunerados. Quizás, a veces, estemos
acostumbrados a que nos inviten al típico chupito o a los cafés. No nos engañemos, en
los costes de un restaurador seguro que están incluidos estos servicios que no aparecen en factura y que serán repercutidos de manera indirecta. En otras ocasiones aparecerán como un apunte más en la factura, lo que a veces conlleva de unas inoportunas quejas por parte de los clientes, clientes a los que habría que preguntar cómo se comportan en sus trabajos a la hora de la remuneración. No tengo ninguna duda sobre el servicio de la jarra de agua, se debe cobrar, quizás de manera indirecta para no levantar las inoportunas quejas. Y desde luego eso no tiene que suponer un incremento sustancioso en la factura.
Al principio de este artículo cite dos lugares, ambos en Madrid, en los que disfrute de una cena y una comida, y en ambos teníamos en la mesa una jarra de agua, son la razón de haber escrito este artículo y por ello creo que se merecen que los cite aquí. Nada más entrar, Mo Movimiento destaca por su diseño cálido e industrial. Platos
que destacan por su sencillez y su calidad donde destacaría el pan casero, el boniato con hojas de la huerta, nueces y queso azul y la parmigiana de berenjena. Éramos tres personas y pagamos algo más de 45 euros. El segundo lugar, una encantadora terraza, escondida y sorprendente, uno de esos lugares que solo se pueden encontrar en una
ciudad como Madrid, el Instituto Francés. En su restaurante con un menú del día por solo 12,95€, compuesto de primero, segundo, postre o café. Comida casera y excelente servicio, no olvidaré el sabroso pollo con verduras y cuscús. En ambos casos creo que bebimos alguna cerveza y alguna copa de vino, pero lo que no faltó fue la jarra de agua.
Antes de finalizar, permítanme un consejo los restauradores, si se deciden a poner
una jarra de agua no se olviden de llenarla en el momento en el que los comensales se
sienten en la mesa, así conseguirán que este fresca a la hora de beberla, lo que sus
clientes agradecerán.
Para terminar, cuídense y disfruten de la cerveza, del vino, del whisky o del refresco, pero no se olviden de una refrescante jarra de agua.
Buena observación!!!!
Nada más humilde y simple que una jarra de agua fresca. «Dar de beber al sediento» es algo más que una sentencia bíblica, incluso para ateos confesos como yo. Es respeto, acogida y amor al prójimo. Es humildad y vocación de servicio. Es una declaración de intenciónes. Es decir que no importa ni qué ni quien eres, porque aquí siempre serás recibido, atendido y restaurado. Es darte aliento antes que nada… y luego ya iremos viendo 😉
Si, una simple jarra de agua fresca… pero mucho más que agua.
Gracias por el comentario, perfecto como complemento del artículo.
Me encanta que pongan agua y mejor en una jarra. Los restaurantes, los simples, de USA siempre te reciben con un vaso grande de agua que nunca cobran. Ahora estamos enfrentándonos a camareros que te te preguntan que quieren beber y oímos con frecuencia en general de gente joven: un agua en vez de un vaso o mejor una jarra de agua
Gracias por el comentario
En EEUU es lo primero que te ponen cuando te sientas en un restaurante, por lo menos en la costa este. En París si lo pides te la ponen sin problemas. Creo que en España el agua es de botella supongo que por negocio. En Madrid solamente conozco un restaurante que te la ponen aparte de las bebidas que pidas.
Gracias por el comentario
En EEUU es lo primero que te ponen cuando te sientas en un restaurante, por lo menos en la costa este. En París si lo pides te la ponen sin problemas. Creo que en España el agua es de botella supongo que por negocio. En Madrid solamente conozco un restaurante que te la ponen aparte de las bebidas que pidas.