Javier Pereira Beceiro (*)
Uno de los temas que más nos preocupa, tanto a hombres como a mujeres, a partir de los 50 años, es el dichoso PSA. Vamos a ver si conseguimos explicarlo de una manera sencilla y asequible para todo el mundo, y podemos dar un poco de luz a muchas personas sobre un tema que nos afecta a todos a partir de una edad.
Pero, ¿qué es el PSA y cuál es su función? El PSA son las siglas en inglés del antígeno prostático específico, una substancia que produce nuestra próstata, y que la podemos encontrar tanto en el semen como en la sangre de los varones. Su función es la de hacer más fluido, más líquido el semen una vez que es eyaculado por el varón, y así hacer que los espermatozoides puedan ir más rápido a la hora de buscar su óvulo. ¿Y las mujeres producen PSA? Pues sí, en cantidades mucho menores que los hombres, y sin una clara función en la mujer. Hay estudios que parece que relacionan los niveles de PSA y la pérdida del cabello o los estados premenopáusicos, pero, a día de hoy, no hay una aplicación clínica práctica para medir los niveles de PSA en la mujer.
Una vez que hemos explicado de manera sencilla y seguramente sorpresiva lo qué es, vamos a contestar otras dos preguntas muy interesantes, cuál es su valor normal y cuándo se eleva. Cuando miramos una analítica que hemos hecho o que nos ha dado nuestro médico de cabecera, siempre nos fijamos en la parte derecha de la hoja, para ver qué asteriscos nos indican los resultados alterados. Tradicionalmente se ha considerado normal de 0 a 4 (ng/ml), alterado por encima de 10, e indeterminado o sospechoso de 4 a 10. Sin embargo, pocas veces en Medicina podemos hablar de blanco o negro, y desde hace mucho tiempo los especialistas lo que hacemos es personalizar cada caso, ya que la medición del PSA no es la panacea, y hay que darle peso adecuado en la valoración integral del paciente. Como ejemplo práctico, he diagnosticado cánceres de próstata con un valor de PSA de 1 ng/ml, y he tenido resultados negativos tras repetidas biopsias con un PSA de 45 ng/ml. No obstante, independientemente de casos puntuales, por lo general cuanto más alto sea el valor del PSA, más posibilidades hay de sufrir un padecimiento. Y aquí viene la siguiente cuestión, ¿cuándo se eleva el PSA? Pues el PSA se puede elevar en varios procesos muy diferentes. Se puede elevar en el caso de infecciones del tracto urinario inferior, en especial con la prostatitis, con el crecimiento benigno de la próstata (o también llamada hiperplasia benigna de próstata), y con el cáncer de próstata. En general, los aumentos más bruscos suelen acontecer en las prostatitis, y los más suaves pero progresivos en el cáncer. En el crecimiento benigno de la próstata, se producen incrementos ondulatorios, con pequeñas subidas y bajadas. Como podemos intuir, el PSA no es exclusivo de ningún proceso en concreto, y sólo la valoración integral y personalizada de cada caso debe a los profesionales dar la importancia del aumento del PSA en cada paciente.
Llegado este punto, la pregunta es evidente… ¿cuál es la idea que nos tenemos que quedar con respecto al PSA y al cáncer de próstata? Como vemos, el PSA se puede elevar por diferentes procesos, tanto benignos como malignos. Además, está demostrado científicamente que ni la prostatitis ni el crecimiento benigno de la próstata predisponen al cáncer. A partir de la quinta década de la vida, cobra su importancia como una de las herramientas que tenemos para la sospecha del cáncer de próstata. Pero siempre de la mano de otra exploración que poco gusta pero que es importantísima, y que es la palpación de la próstata a través del tacto rectal. La combinación de ambas, el PSA y el tacto rectal, y lo que nos cuente el paciente, nos dará la clave a los urólogos si precisamos hacer más pruebas, como la ecografía o la cistoscopia, o si recomendamos realizar una biopsia de la próstata guiada por ecografía.
Pero, ¿por qué es tan importante revisarse la próstata a partir de los 50 años? Porque el cáncer de próstata es el cáncer más frecuente en varones, el segundo más frecuente entre ambos sexos, y la tercera causa de muerte en varones, por detrás del cáncer de pulmón y colorrectal. Porque no da síntomas, y cuando los da, suele ser porque ya está extendido, y porque no existe ningún plan de screening nacional, como sí lo hay en otras enfermedades graves, en donde nos avisan a través de una carta a nuestro domicilio o un SMS para realizar la mamografía o la sangre oculta en heces cada equis tiempo.
Por fortuna, los hombres y las mujeres nos cuidamos cada vez más y mejor, y a día de hoy, claro, antes de esta pandemia, 2 de cada 3 cánceres de próstata que se diagnostican, son en una fase de la enfermedad en donde se encuentra localizada dentro de la próstata, pudiendo conseguir tasas de supervivencia que rondan el 90%, incluso sólo operando, sin necesidad de la temida quimioterapia o radioterapia. Pero para eso necesitamos concienciarnos de la importancia de esta enfermedad, en donde la responsabilidad individual de cada persona, la inquietud personal por una vida sana y larga, con una buena calidad de vida, debe hacer plantearnos el revisarnos periódicamente la próstata, con el consejo de nuestro médico de familia y nuestro urólogo, que con indicarán cuándo debemos empezar y con qué periodicidad.
(*) Médico especialista en Urología y Andrología en Área Sanitaria de Ferrol Médico especialista en Medicina Familiar y Comunitaria Médico especialista en Cirugía Laparoscópica Máster en Suelo Pélvico e Incontinencia urinaria femenina por la Universidad de Salamanca Máster en Cáncer de Próstata Avanzado por Universidad de Salamanca Máster en UroOncología por la Universidad C. Herrera