Pedro Sande García
Fue a principios del año 2020 cuando estuve por última vez en una sala de cine, de aquella visita surgió un artículo que publiqué en este diario el 17 de enero del año pasado.
Esta vez voy a seguir manteniendo mi habitual costumbre cuando hablo de una película o de una serie, lo haré de más de una. Creo que esta práctica es debida a que no tengo palabras suficientes para darle la exclusividad a una sola. En este caso, y a diferencia de los anteriores, las películas a las que dedico este artículo las visualice en el salón de mi casa. No asistir a una sala de cine es otro de los daños causados por el coronavirus.
Aunque las he visto en fechas recientes, Soul, es un estreno actual y Sully fue estrenada en el año 2016. Entre sus estrenos hay una diferencia significativa que puede marcar el futuro del cine, en el caso de Sully su debut fue en una sala tradicional mientras que Soul, su estreno en octubre de 2020, fue en una plataforma de streaming, en concreto por Disney+. Con toda seguridad, la situación a la que nos ha llevado la pandemia ha sido uno de los detonantes de no haber estrenado Soul en una sala tradicional, pero es posible que este nuevo modelo de distribución haya venido para quedarse.
El haber elegido estas dos películas no ha sido debido a cierta similitud visual de sus títulos o a la casualidad de tener las mismas sílabas, la única razón es que ambas me han
dejado un grato recuerdo. Son dos películas que no tienen nada que ver entre sí, Soul es el último filme de animación de la factoría Disney-Pixar y Sully es una película, dirigida por Clint Eastwood, que nos narra un hecho real, ocurrido el 15 de enero de 2009, cuando el piloto Chesley «Sully» Sullenberger, debido a que los motores del avión que pilotaba fueron inutilizados por una bandada de gansos, decidió aterrizar sobre el río Hudson el vuelo 1549 de US Airways, salvando la vida de los 155 pasajeros que viajaban en el avión.
Me van a permitir un breve paréntesis para informarles de los adjetivos que suelo
usar cuando califico o evalúo, tanto una película, un tema musical, un libro o una
experiencia culinaria: extraordinario/excelente, muy bueno, bueno y a partir de ahí los
numerosos calificativos que existen para evaluar de forma negativa. Verán que no hay
ninguno que se quede en un punto intermedio, creo que no existe la neutralidad para calificar lo que me hace sentir un plato de lentejas, una novela o una película. A Soul la calificaré como «muy buena» y en el caso de Sully le otorgo el calificativo de «buena».
Para el filme de Clint Eastwood añadiré el calificativo de «extraordinario» para el ritmo narrativo y la forma que tiene de contarnos la historia. Creo que lo más importante de una película o de un libro no es la historia que nos puedan contar, lo importante y lo que las hace destacar es la forma que el escritor, director o guionista tienen de contarla. Tood Kormaenicki es el guionista encargado de adaptar el guion de Sully, basado en el libro que el protagonista real de la historia (Chelsey Sullenberg) escribió. No piensen ustedes que la narración sobre la que se sustenta el filme es una crónica sobre cómo se desarrolla, de forma lineal, los hechos que terminan con el amerizaje en el río Hudson. En realidad esto es el inicio de la historia pero lo que cobra protagonismo en el filme, es la investigación que la NTSB lleva a cabo sobre las decisiones del capitán Sully y su primer oficial Skiles en la gestión del vuelo 1549. Las dos historias entremezcladas son las que le confieren al filme un magnífico ritmo narrativo que en algunos momentos, especialmente en la forma que trata el desenlace final, harán que el espectador pueda percibir una excesiva capacidad de heroísmo o de bondad atribuida al ser humano. Es posible que por lo sorprendente de la historia real no estemos hablando de ninguna exageración. Tom Hanks, en el papel del capitán Sully, realiza una interpretación muy seria y creíble con la que es capaz de transmitirnos una tercera historia en paralelo, la que tiene su reflejo en la angustia del protagonista ante la posibilidad de que hubiese cometido un error y puesto en
peligro la vida de los 155 pasajeros. Sully es una película entretenida, fácil de ver y
recomendable para estos tiempos, en los que las circunstancias nos obligan a pasar
mucho tiempo confinados en nuestras casas.
Pocas palabras son las que necesitaré para hablar de Soul, las primeras para dar
respuesta a alguien que me preguntara de qué trata la película, la respuesta sería que es una historia que habla de nuestros sueños, de nuestros deseos y de nuestras pasiones. Y lo hace mostrándonos con delicadeza y elegancia dos mundos, el real y aquel en el que se cumplen nuestros sueños, sin que nadie le tenga que indicar al espectador, las propias imágenes lo hacen, cuando la historia transcurre en uno o en otro. Soul es con toda seguridad la primera película de Pixar dirigida a un público adulto pero que cualquier padre estará deseando ver con sus hijos cuando estos cumplan años y así poder disfrutarla con ellos. Quizás la palabra que mejor la describa es «deliciosa». Pixar puso en manos de Peter Docter la dirección de Soul. Nacido en el año 1968 ha dirigido películas como Monsters Ic., Up, Inside Out y está considerado como una figura clave de Pixar desde los inicios del estudio.
No se crean ustedes que es una película marcada por lo existencial, el contraste
con el componente cómico hará que disfruten de esta maravillosa película que además
cuenta con una excelente banda sonora, con predominio del jazz, compuesta por Trent
Raznor y Atticus Ross. Estoy deseando volverla a ver.
Disfruten con el cine y cuídense.