La Policía Local de Fene recibió el pasado 21 de mayo una llamada alertando del lío entre un perro de la raza Pitbull y un American Staffordshire Terrier en el lugar del Pachuzo, en Perlío.
Fueron las propietarias quienes telefonearon a la policía ante la imposibilidad de controlar la agresividad de uno de los perros, que dejó malherido al otro. El episodio se produjo hacia el mediodía en una finca sin ningún tipo de cierre y con los dos animales sueltos y sin bozal, razón por la que los agentes decidieron abatir al perro atacante evitando así que huyera hacia la vía pública. El otro animal fue recogido por el personal de la perrera de Mougá para tratarlo de sus heridas.
El suceso, publicado por varios medios de comunicación, tuvo amplia repercusión en las redes sociales con comentarios a favor y en contra de la actuación policial que, tal y como se refleja en el informe emitido en esa fecha, estuvo motivada «en el peligro que los perros podrían ocasionar a las propietarias o a terceras personas».
Sin embargo, la cosa no acabó ahí, ya que a raíz de la intervención de la Policía Local de Fene se supo que uno de los animales había sido substraído del Centro Canino Besaya, dependiente del Ayuntamiento de Torrelavega, y que, además, las propietarias de los animales -que tienen retirada la autorización para poseer perros de razas peligrosas- se habrían desplazado desde Santander hasta Fene durante el Estado de Alarma sin un motivo justificado.
Tras identificar a las propietarias, la Policía Local contactó con el cuerpo del municipio de Santa Cruz de Bezana, en Cantabria, «con el fin de realizar las comprobaciones oportunas». De las pesquisas se desprende que las titulares de los animales -con domicilio en ese municipio- habían sido denunciadas «en varias ocasiones» por problemas derivados de la agresividad de los perros, lo que llevó al Ayuntamiento bezanego a decretar que se le entregaran a las autoridades municipales tanto los animales como las respectivas licencias para poseer razas peligrosas.
Sin embargo, con posterioridad a la orden municipal, uno de los perros fue interceptado en la vía pública «en la compañía de una de las titulares» y trasladado al Centro Canino Besaya para ponerlo en cuarentena y evaluar su agresividad.
En días posteriores, estando ya decretadas las restricciones a la movilidad por causa del Estado de Alarma, el perro fue substraído del centro de acogida. El servicio, dependiente del Ayuntamiento de Torrelavega, presentó denuncia en el puesto de la Guardia Civil de la villa, quien abrió diligencias por un supuesto penitenciario de robo con fuerza en las cosas.
Tras la identificación de animales y propietarias en Perlío el pasado 21 de mayo, y teniendo conocimiento de lo sucedido en Cantabria, la Policía Local redactó un atestado que le fue entregado a la Guardia Civil de Fene para su tramitación judicial «por un supuesto ilícito de receptación» relacionado con las diligencias abiertas previamente por el puesto de Torrelavega.
Además, la Policía Local de Fene también formuló las correspondientes denuncias administrativas por los desplazamientos «no autorizados o no justificados realizados desde otra comunidad» durante el Estado de Alarma.
A raíz del episodio que motivó la intervención policial, las dos titulares de los animales fueron denunciadas por varios incumplimientos de la normativa sobre la tenencia de perros de razas potencialmente peligrosas.