Juan Cardona-(www.juancardona.es)
Un nuevo estado esta eclosionando. Un nuevo estado que presumiblemente servirá para materializar la ensoñación catalana y que siguiendo la teoría de atomización y expansión se logre la «ansiada» república de los países catalanes ante el beneplácito de unos y el desconcierto de otros.
Los políticos que consienten las continuas salidas de tono de los que se ven en un plano superior y equiparan Autonomía a Estado y que han hecho de su independencia la dependencia del otro, no saben cómo superar el problema y se olvidan de una máxima que suele dar buenos dividendos: «Ante un nuevo e irresoluble problema político, echa la vista atrás, la historia te ayudará».
Retrocedamos mil años, el al-Ándalus con Almanzor ocupaba más de la mitad de la península, con Córdoba como capital del califato, verdadero estado omeya fundado por Abderramán I. Al norte, los reinos de León, Pamplona, Aragón y los condados catalanes habían afianzado su dominio después de 300 años de «reconquista». Un hecho, en el campo musulmán, hace que ese estatus se bambolee: la debilidad del estado en la sucesión por la muerte de su leader y la lucha por el poder a cualquier precio hizo que un beréber se autoproclame califa sin autoridad suficiente para tan vasto territorio: la disgregación está servida, como un virus agresivo se extiende y cientos de pequeñas taifas nombran a sus reyezuelos, que como no, copian las estructuras a escala del califato omeya. La reacción cristiana que vio la oportunidad de ensanchar su territorio motivó que los reyes de taifas tuviesen que solicitar el auxilio del sultán almorávide asentado en el norte de África, su actuación no solo freno a los leoneses, sino que conquistó una a una las taifas formando un nuevo imperio. En unos años estos pequeños reinos consiguieron desmontar un esplendoroso califato que parecía indestructible y después de luchas entre ellos, con pactos y alianzas contra natura se entregaron a unos nuevos invasores que, si bien aguantaron y mantuvieron las fronteras durante un tiempo, la derrota almorávide en las Navas de Tolosa dejó indefensas a las taifas que, una tras otra, fueron cayendo del lado cristiano.
Si bien queda lejos en el tiempo este vistazo, tenemos otro retazo histórico más próximo: La efímera I República proclamada al día siguiente de la abdicación de Amadeo I. Poco después de las elecciones a Cortes Constituyentes que supusieron una victoria arrolladora del Partido Republicano Federal, y dentro de este la fracción «intransigente», que mantenía el construir la Republica «de abajo arriba» y que consiguieron bloquear el gobierno de Pi y Margall. Se declaran repúblicas independientes los Cantones de Alcoy, Cartagena, Murcia, Sevilla, etc., hasta 29. Algunos tuvieron tan solo unos días de vida; otros más recalcitrantes como la de Málaga y sobre todos el de Cartagena que duro 6 meses. Durante este tiempo y sin solucionar la tercera guerra carlista el ejército de la República tuvo enfrentamientos en diversos cantones que ofrecieron resistencia, algunas ciudades, como Valencia, fueron bombardeadas. En palabras de don Emilio Castelar: «Hubo días de aquel verano en que creímos completamente disuelta nuestra España» «De provincias llegaban las ideas más extrañas y principios descabellados. Unos decían resucitar la corona de Aragón, otros que iban a constituir una Galicia independiente bajo el protectorado de Inglaterra. Jaén se apercibía a una guerra con Granada. […] La sublevación vino contra la más federal de todos los Ministerios posibles».
Todo este maremágnum político y de politiquillos supuso la disolución de las Cortes y el encumbramiento de la dictadura del General Serrano poniendo fin a la primera República.
Hoy parece claro el éxito de partidos de corte localista como «Teruel Existe», que gracias a la ley electoral (de urgente modificación) consiguen la llave de la gobernabilidad de España. Se anuncia el deseo de León de independizarse de Castilla y el refuerzo de partidos en autonomías uniprovinciales viendo el éxito de Teruel. ¡Ojo, ojito con las capillitas! El ejemplo puede cundir fácilmente y de rentabilizar unas buenas anchoas de Santoña (que conste que en esta ocasión el señor Revilla antepuso España a sus exigencias) a llevar como obsequio palaciego un buen vino de Rioja, unos pimientos murcianos o unas gambas onubenses solo habrá que fijar la contrapartida presupuestaria y un recuerdo constante ¿Qué hay de lo mío?
Seamos serios, si al guirigay actual de «independentistas», comunistas «podemitas», «bloqueros», «batasunos», vascos de «Rh» negativo, y demás compañeros de viaje, añadimos unos cuantos cantonalistas, acabará el doctor Sánchez nombrando a una ministra «trans» para el departamento de «Peticiones de apoyatura», dejando de herencia una España resquebrajada.
¡Para cuando una nueva Ley Electoral!¡Para cuando un procedimiento de «impeachment» que además de contemplar la traición y otros delitos graves penalice la «mentira electoral» y el perjurio en sede parlamentaria!
Estoy totalmente de acuerdo con tu artículo.
Y yo me pregunto, los Españoles de a pie porqué nos quedamos parados ante este desmadre político que no tiene escrúpulos ni vergüenza con sus ciudadanos. Si zapatero lo hizo mal, este está haciendo de España unas alpargatas.
Lo de la ministra «trans» sobra
Artículo estupendo y tu última pregunta definitiva
Cardona como siempre tan acertado y tan claro en su conocimiento de la historia,en esta ocasión su exposición nos deja con el corazón angustiado,viendo un porvenir( muy cercano) que va a dejarnos una Patria desmenbrada y seguro que enfrentada . Dios nos coja confesados y nos ayude.
Los políticos lo peor de este país, ellos tienen la culpa de casi todo