El ingeniero y arquitecto naval, farmacéutico, escritor y divulgador Andrés Avelino Comerma y Batalla será el homenajeado este año en el Día de la Ciencia en Galicia, la celebración promovida por la Real Academia Gallega de Ciencias ( RAGC) para reivindicar la importancia de la investigación a través de sus figuras más destacadas y, en muchos casos, desconocidas para el grano público.
El carácter polifacético y visionario de este intelectual, junto con las importantes aportaciones en términos de progreso y modernidad que su trabajo supuso para Galicia, fueron los principales motivos de su elección unánime por parte del pleno de la RAGC.
El acto académico de homenaje tendrá lugar el 8 de octubre, pero la RAGC iniciará de inmediato los contactos con todas las instituciones científicas vinculadas a Comerma y a sus campos de conocimiento para organizar en los próximos meses actividades de difusión y divulgación sobre su figura.
Pionero de la ingeniería naval
Andrés Avelino Comerma y Batalla nació en 1842 en la localidad de Valls (Tarragona), aunque desarrolló toda su carrera en Galicia desde que a los 21 años se había hecho con una plaza en la Escuela de Ingenieros de la Armada de Ferrol. Tres años después fue nombrado profesor de Física y Geometría de la Maestranza e ingeniero auxiliar del astillero de Ferrol. Durante esta primera etapa en Galicia, se licenció en Farmacia por la Universidad de Santiago y ejerció como correspondiente del periódico La Renaixença, publicación ligada al movimiento catalanista.Siempre estuvo muy vinculado
El dique de la Campana, en Ferrol
Reconocido en la comunidad científica como una de las figuras más relevantes de la tecnología naval española de los últimos siglos, Comerma fue el autor del proyecto y director de la construcción de la obra más importante realizada en Galicia en todo el siglo XIX: el Dique de la Campana en el Arsenal de Ferrol, también conocido como Dique de San Julián, que por sus dimensiones se convirtió en uno de los más grandes del mundo en su época.
La construcción, que se llevó a cabo entre 1873 y 1879, comenzó con la retirada de 174.000 toneladas de tierra en casi 12 millones de capazos a cargo de 200 mujeres. El interior fue construido con 139.500 toneladas de hormigón, más de 40 millones de piedras de mampostería y 10.000 toneladas de cal. En los trabajos, que costaron 25 millones de reales, participaron más de 1.200 obreros. La expectación que levantó la obra fue enorme, tanta como la falta de confianza en su éxito, hasta el punto de que estuvieron a punto de retirar a Comerma de la dirección del proyecto.
Otras obras en Ferrol
Después de la inauguración del dique, que hoy sigue a pleno rendimiento, fue nombrado jefe del astillero, un cargo desde el que dirigió la construcción de embarcaciones muy diversas, desde fragatas acorazadas hasta cruceros.
Pero también se involucró en la dirección de otro tipo de obras, como los jardines de las Angustias y el Hospital de la Marina en Ferrol.
Unos años más tarde, presentó su proyecto más ambicioso: la unión de Europa y África mediante la construcción de un túnel submarino bajo el estrecho de Gibraltar. Su propuesta, de 19 km. de longitud y más de 800 metros de profundidad en algunos tramos, se encontró con la oposición de Gran Bretaña y quedó sobre el papel como un proyecto visionario de gran calidad técnica.
Apasionado por la innovación tecnológica
Comerma introdujo numerosas innovaciones tecnológicas en Galicia, inspirado por sus viajes e intereses diversos. A él se debió la instalación de la primera línea telefónica de Galicia, que en el año 1878 comunicó la Capitanía y el Arsenal de Ferrol. También realizó las primeras experiencias en Galicia con rayos X. La electricidad fue otra de sus pasiones, hasta el punto de participar en 1881 en París en la elaboración del “Código de las unidades eléctricas” junto con científicos de primera categoría como Siemens y Thompson. Sus estudios sobre la electricidad le valieron posteriormente la concesión de la Legión de Honra francesa.
Sobre estos y otros avances tecnológicos de su tiempo, como el cinematógrafo o el fonógrafo, realizó investigaciones y publicó numerosos textos divulgativos. Comerma conocía ocho lenguas (gallego, catalán, castellano, portugués, francés, inglés, aleman e italiano) y además fue el introductor del esperanto en Galicia.
Su primera obra, “Curso práctico de construcción naval”, publicada en 1868, recoge ya cuestiones como la eficiencia económica de la energía eólica como fuente de propulsión de los buques. Sin embargo, sus publicaciones irían mucho más allá del relativo a la ingeniería. Su preocupación por la conservación del patrimonio lo llevó a realizar múltiples estudios y a publicar el libro “ Los castillos feudales de Moeche, Narahío y Andrade”.
Además, colaboró frecuentemente con el periódico El Correo Gallego, que entonces se editaba en Ferrol, y con la publicación Almanaque de Ferrol, al que contribuía con ensayos sobre ingeniería y recuperación del patrimonio.
Aunque en el año 1891 solicitó su pase a la reserva y se trasladó a Madrid, donde llegó a catedrático de Técnica micrográfica y Histoloxía vegetal y animal, siguió muy vinculado a la vida social y cultural de Ferrol.
Fue presidente del Casino Ferrolán en 1900, director del Ateneo Ferrolán entre 1903 y 1906 y presidente de la junta de accionistas del Teatro Azufre, además de presidente de la rondalla Airiños da miña Terra.
En 1910 regresó de forma permanente a Ferrol, ya con la categoría de general, donde falleció en 1917. En 1913 fue nombrado académico correspondiente de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de España.
M e alegro de este merecido reconocimiento, yo ya lo manidesfe en un artículo que publique en la Revista de Historia Naval en el año 2005. https://www.academia.edu/5347177/El_ingeniero_naval_Andr%C3%A9s_A._Comerma_Batalla_1842-1917_