Juan Cardona-( www.juancardona.es)
Hasta ahora era costumbre en España empeñar la palabra dada como garantía absoluta de cumplimiento. Los nuevos tiempos parecen cambiar esa norma inveterada dejando paso a que se empeñe la palabra solamente de manera y forma temporal. Es la nueva progresía que se incorpora a nuestro gobierno y gobernantes.
Con estas nuevas reglas ahora si que me creo que el presidente de gobierno trabajase, dejándose el alma, en su tesis doctoral obteniendo la evaluación de cum laude, eso sí, debió de ser temporal su calificación; ya que nunca la esgrime como mérito. En el libro «Manual de Resistencia» que firma con nombre y apellidos el ínclito Sánchez Pérez-Castejón, se publicita una sinopsis que comienza con presumibles logros de Sánchez: «Nunca una moción de censura ha triunfado en España»; «es imposible ganarle unas primarias al aparato de un partido»; «aquí nadie dimite para ser fiel a su palabra»… Remata estas perlas con «Uno tras otro, los lugares comunes de nuestra vida política han sido derribados por un hombre: Pedro Sánchez». Es verdad, ganó una moción de censura, derrotó al aparato de su partido y sigue sin dimitir después de quebrantar en múltiples ocasiones sus promesas realizadas en la campaña electoral.
Muchos votantes de centro izquierda e incluso desengañados de Ciudadanos decidieron apoyarle al ver en la campaña electoral como Sánchez ponía distancia con populistas y comunistas, que adoptaba una postura firme como patriota defensor de la unidad de España y presumía, en todos sus mítines, de constitucionalista furibundo mientras esgrimía ante los ensoñadores catalanes una solidez desconocida. Aplicando la temporalidad, como corrector de promesas, en unos cuantos días ha conseguido formar un gobierno Progre-Socialista-Comunista que cuenta con el beneplácito de independentistas catalanes, vascos y gallegos, a los se suman una pléyade de oportunistas y de los «recolectores de nueces» que han mudado a posiciones (temporales) de ateísmo militante, de nueva progresía y un izquierdismo político (esto creo que solo en actos de venta de votos).
Ante esto, caben un par de preguntas: ¿Los que votaron a Sánchez por sus promesas electorales, le volverán a votar en nuevos comicios o la temporalidad les hará buscar otras opciones? Y una segunda, Sánchez y sus ministras han venteado la eliminación de la temporalidad laboral. ¿Aplicaran esta eliminación a sus propias promesas, y veremos en breve al matrimonio Montero-Iglesias en su mansión mientras Sánchez duerme mejor? O, ¿simplemente formulará nuevas promesas temporales que corrijan las temporales actuales?
Alguna de las primeras acciones o promesas del nuevo gobierno parecen novedosas y nos alegran el día a los sufridos ciudadanos: En mi entorno no se habla de otra cosa que el necesario cambio del Código Penal (aunque beneficie a los secesionistas). También que es imperioso el cambio de la Constitución adornándola con lenguaje inclusivo; igualmente, es un clamor, cambiar el nombre del Congreso de Diputados y Diputadas, aplicar todo el peso de la ley a los del «pin parental» y si hace falta el 155 a la comunidad que lo institucionalice; desjudicializar el conflicto catalán, cogerle el teléfono a Torra y hablarle en catalán abandonando el lenguaje de las bestias…
Que país… pero es el nuestro… por ahora.
Me ha parecido brillante, este artículo de Juan Cardona. Además de muy concreto ,veraz y elocuente.
El artículo me ha parecido brillante, además de muy concreto, veraz y elocuente.