El Concello de Ares acaba de publicar en la Plataforma de Contratación del Estado el anuncio de licitación de las obras de recuperación y rehabilitación exterior de la antigua rectoral de Ares, un céntrico inmueble que data del siglo XVII y que se encuentra actualmente en estado semirruinoso.
Las obras contemplan una inversión de 113.933,73 euros, que serán aportados íntegramente por los fondos del Plan Único (POS+2019) de la Diputación de A Coruña y suponen “un primer paso para recuperar un inmueble emblemático que forma parte del patrimonio histórico de Ares”, según explicó el presidente de la Diputación, Valentín González Formoso, que recordó que el gobierno municipal de Julio Iglesias Redondo lleva tiempo trabajando en el proyecto, tras conseguir en 2018 la cesión del inmueble por parte del Arzobispado de Santiago, con el objetivo de dedicarlo a fines sociocomunitarios que contribuyan a la mejora de la calidad de vida del vecindario y ampliar la oferta social y cultural del municipio.
Las obras contemplan el relevo de las vigas de madera de la estructura actual por nuevas cerchas de madera laminada, así como la renovación completa de la cubierta, con la demolición de la estructura actual (seriamente dañada) y su relevo por una nueva, construida con planchas de fibrocemento y teja cerámica curva, similar a la original.
Se renovará también completamente el revestimiento actual de las fachadas del inmueble con mortero de cal acabado con pintura blanca y se ejecutará una nueva solera de hormigón armado, finalizada con gres cerámico en la planta baja.
Las obras incluirán también la rehabilitación de toda la carpintería exterior del inmueble (puertas y ventanas), siguiendo los desguaces y aperturas actuales. El edificio cuenta ya con instalaciones de electricidad, alumbrado, fontanería y telecomunicaciones, aunque será necesario renovarlas.
Las empresas interesadas en participar en la licitación pueden presentar sus ofertas hasta el próximo 9 de diciembre.
«Con la iglesia nos hemos topado,»como bien dice el refrán, no valla ser que una vez rematadas las obras, el arzobispado reclame para sí nuevamente la propiedad.