(EP)-El exsecretario de CIG en Ferrol Xesús Anxo López Pintos, que se enfrenta a un pena de prisión de dos años y nueve meses por un incidente registrado en octubre del 2012 en Ferrol en la jornada de la pegada de carteles para las elecciones autonómicas de ese año, ha negado haber agredido al policía con el que comparte banquillo de los acusados y ha señalado que ha sido «un cabeza de turco».
La Audiencia Provincial de A Coruña ha celebrado este martes el juicio contra este dirigente sindicalista, a día de hoy ya retirado, a quien el Ministerio Fiscal acusa de un delito de atentado y una falta de coacciones, por lo que pide dos años y nueve meses de cárcel.
Según el escrito de acusación, ante el Hotel Almirante, en Ferrol, se realizó una protesta con petardos, lanzamiento de huevos y gritos con motivo de un acto del PP. Algunos de los populares tuvieron que salir escoltados del edificio sobre las 00,15 horas. Entonces, la Policía Nacional procedió al desalojo de la vía pública, «momento en el cual algunos de los asistentes se enfrentaron a los agentes».
Entre ellos, supuestamente, el acusado «se abalanzó» sobre un agente de la Policía Nacional, «sujetándolo con una mano por la camisa a la altura del pecho», se expone en el escrito, mientras que «con la otra le golpeó el casco y se lo intentó sacar». Por ello, está acusado de atentado, lesiones y coacciones. También se pide una indemnización de 840 euros para el agente.
A su vez, uno de los agentes de la Policía Nacional, que ejerce la acusación particular, denuncia un delito de atentado con una falta de lesiones, solicitando tres años de prisión.
Por su parte, la defensa de López Pintos, ejercida por el abogado Roberto Bouza, también acusa a ese mismo agente del cuerpo policial de un delito de «tortura, lesiones, agravado por la utilización de un instrumento peligroso», y un delito contra la integridad moral.
«RECIBÍ 10 PORRAZOS»
Ante el tribunal, Pintos ha negado haber agredido al policía y ha declarado que en medio de la carga policial recibió «10 porrazos» de este mismo agente. Según el relato de este sindicalista, todo sucedió muy rápido: «Cuando me di cuenta estaba en el medio de los policías recibiendo golpes», asegura.
Este exdirigente de la CIG ha rechazado la tesis de la Fiscalía, que apunta a que fue él quien trató de hacer retroceder a los agentes de la Policía. En todo momento, Pintos ha indicado que fue la policía quien lo atacó primero y lo golpeó, primero en la pierna y después «me dieron 10 porrazos en la cabeza». «Al décimo caí», añade.
«Me tocó a mí como cabeza de turco, como otras veces le tocó a otros compañeros», ha indicado antes de entrar en el juicio este sindicalista, quien ha denunciado la «total indefensión» a la que se ve sometido al no admitir el tribunal los 46 testimonios propuestas por su defensa. Sin embargo, al inicio de este juicio, el tribunal aceptó la incorporación de 10 nuevos testigos propuestos por su letrado.
CONCENTRACIÓN DE APOYO
Con motivo de la celebración del juicio, más de medio centenar de sindicalistas de la CIG se ha concretado a las puertas de la Audiencia Provincial en apoyo a su compañero juzgado. «No a la represión, Justicia para Pintos» y «No somos distintos, todos somos Pintos» fueron algunos de las consignas que gritaron los manifestantes.
Por su parte, el secretario general de la CIG, Paulo Carril, ha calificado este juicio de «farsa» y considera que se trata de un «montaje político del PP». «Después de haber sido agredido y maltratado y que (Pintos) se vea en un juicio, sigue habiendo impunidad por parte de los que hacen unas políticas lesivas para la clase trabajadora», lamenta Carril.
Pintos, jubilado y sin cargos actualmente en el sindicato, tiene una condena anterior firme de nueve meses de cárcel por unos altercados en un conflicto entre mariscadores en Mugardos, por lo que, de ser condenado a las penas solicitadas, tendría que ingresar en un centro penitenciario.
Lo peor de todo no es la impunidad con que quieren actuar los miembros del sindicato nacionalista, ni que cometan un delito electoral impidiendo un acto autorizado; lo peor es que utilizan el mismo lenguaje que los etarras, hablando de torturas, de farsa y de utilización del poder judicial por parte de un partido.
espero que esta vez sí vaya a la cárcel y que les sirva a muchos de escarmiento.