La sentencia y la violencia

Juan Cardona-(www.juancardona.es)
Sin más ánimo que el desahogo y como leguleyo que soy, me atrevo a comentar, en la lengua de las bestias salvajes, la sentencia de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo; la que podemos denominar: «Intento de Golpe de Estado perpetrado por la Generalidad de Cataluña». Son 493 folios que tuve que ojear y hojear.

Siete magistrados, por unanimidad, consideraron probados, entre otros hechos los siguientes: La publicación, en el mes de septiembre de 2017, en el D.O. de Cataluña de la «Ley de transitoriedad jurídica y fundacional de la República Catalana» y de la «Ley reguladora del Referéndum de autodeterminación» en las que se proclamaba que «Cataluña se constituye en una República de derecho, democrática y social, en la que la soberanía reside en el pueblo de Cataluña, y en Arán en el pueblo aranés, de los que emanan todos los poderes del Estado», con «un par» declaran abolida la monarquía constitucional. El 1 de octubre de 2017 se celebró el esperpéntico y vergonzoso referéndum.

Unos días más tarde, el 27 de octubre, el Parlamento Catalán aprobó por 70 votos a favor, 10 en contra y 2 abstenciones de un total de los 135 diputados de la cámara dos resoluciones: La primera tenía por objeto la declaración de independencia de Cataluña con un contenido idéntico a la declaración efectuada fuera del Parlamento anteriormente y «el inicio de un proceso constituyente para la nueva república» con «la convocatoria de referéndum en el que se sometería a votación el texto de la Constitución de Cataluña».

La sentencia se alarga en otros hechos probados de igual o parecido contenido. Aún siendo corto de entendedoras puedo colegir que lo probado es un golpe decisivo contra de la Constitución Española y contra la Corona. Con tan clara información entré en el Código Penal hasta encontrar el título donde encajaban esos delitos. Encontramos en el Título XXI los tres delitos contra la constitución: Rebelión, delitos contra la Corona y contra las Instituciones del Estado y la división de poderes. Por ninguno de estos tres delitos han sido condenados; deducimos entonces que lo que todo España ha visto retransmitido por televisión no afectó ni a la Constitución, ni a la Corona ni a Institución alguna. Respire aliviado, solamente Junqueras y sus mariachis y «mariachas» cometieron delitos contra el orden público, pero eso sí, con escasa violencia. Nunca hubo peligro alguno. Solamente una «mera ensoñación o un artificio engañoso». Éxito, a mí me engañaron plenamente y ciertas imágenes y resoluciones las debí de soñar.

Según parece la calificación de Sedición en lugar de Rebelión se debe a la consideración o no de violencia. Para estar bien seguros de su decisión los señores y señoras magistrados del más alto tribunal han utilizado la palabra «violencia» en 47 ocasiones (más que las 24 acepciones de la RAE) y 11 más como «violento». Se pierden en considerar si fue o no la violencia instrumental, si fue suficiente o no, si fue compulsiva, o si fue intimidadora, si fue explicita, si fue preordenada o directa: todo esto para que al final reconocen que, si existió, pero «poquita».
Como siempre, y no puede ser menos, soy respetuoso con las decisiones judiciales, aunque a veces no las comparto ni las aplaudo.

Una sugerencia fuera de contexto ¿Por qué no aplicar el concepto de violencia que establecen otras leyes? Se me ocurre «botepronto» la Ley de «Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género», donde se contempla la coacción leve, la injuria, menoscabo psíquico, amenaza (aunque sea leve) o vejación como formas de violencia y punto.

Ay Cataluña, que buenos vasallos, si hubiese buen señor. Mientras escribo este artículo veo al presidente Torra al frente de una manifestación que parte de Gerona para una gran concentración, al tiempo que veo una Barcelona en manos de unos pirómanos compañeros de los hijos del propio honorable. Asco me das.

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2 comentarios

  1. Trabajar trabajaste así de bien te salió este artículo. Gracias Juan

  2. Menos mal que aún quedan voces y letras honestas en España. todo aquel que muestre su equidistancia contra los golpistas merecería ser tratado con el mismo menosprecio que ellos demuestran contra la legalidad, la historia y la razón.

    Enhorabuena por el artículo.