El almirante jefe de Estado Mayor de la Armada (AJEMA), Teodoro López Calderón, ha dispuesto el cese del comandante del cazaminas ‘Turia’ este lunes, relegándole así de su responsabilidad del ejercicio del Mando.
El buque de la Armada quedó varado frente a la playa del Banco del Tabal en las proximidades de La Manga del Mar Menor el pasado 27 de agosto, mientras participaba en las labores de búsqueda y recuperación de los restos del avión C-101 del Ejército de Aire estrellado el día anterior y en el que falleció el piloto que realizaba un vuelo de instrucción.
Mientras tanto, continúa la investigación para determinar las causas del accidente en las que se vio envuelto el cazaminas de la Armada, que se encuentra actualmente en Navantia, según han confirmado fuentes de la Armada.
La factura de la reparación del cazaminas va a ser millonaria. La Armada, en colaboración con Navantia, está analizando los daños en el buque militar que encalló con violencia contra unas rocas en el Mediterráneo mientras participaba en el operativo de búsqueda del avión C-101 de la ‘Patrulla Águila’ en el que falleció el comandante Marín. La primera inspección arroja graves daños en el caso de un buque que estuvo a punto de hundirse.
Navegó a ciegas
¿Qué ocurrió aquella tarde para que el cazaminas encallara en un lugar que debería conocer perfectamente? El Turia dispone de un sonar capaz de saber cómo es el fondo marino. El dispositivo estaba desconectado. Consecuencia: el Turia navegó «a ciegas» por unas aguas como las del Mediterráneo, caracterizadas por su escasa profundidad. Estaba buscando un robot submarino, el ROV Pluto Plus, por lo que, según fuentes militares, ese fue el motivo por el que se acercó tanto a la orilla y sin el sonar encendido.
La dotación cuenta, no obstante, con una carta náutica en la que aparece cartografiada la escollera. Aún así, el buque encalló y Defensa llegó a barajar la opción de dejar que se hundiera.