Francisco J. Elvira Area (**)
Partiendo de la base que me encantan los animales, unos más y otros menos, las palomas no son mis favoritas por algunos de sus incómodos efectos en nuestra convivencia.
Creo que es un bicho tonto a la par que sucio y cagón (esto último resaltado por la agresividad de sus heces) que no hace sino ensuciar. Su gutural gorgojo o lo que sea me parece insulso e impropio para un ave. Sin embargo, sin menospreciar sus antiguos servicios de mensajería y alguna otra utilidad* (cuya mención aquí sería políticamente incorrecta) la observación de su comportamiento a la par de el nuestro, me ha motivado a escribir estas líneas.
Sigo con ella. Un maleducado y torpe cagón pero muy popular, ya sea por lo del símbolo de la paz, la ramita de olivo en su pico en su regreso al arca de Noé, o su presencia en otros pasajes literarios, bíblicos o gráficos. En fin no sé porqué a la gente le gusta este animal y disfruta tanto echando de comer a este bicho que en cuanto puede se sube encima, te araña (con muy alta probabilidad de infección) y, si te despistas un pelo, te caga encima.
Están por todas partes, decorando con sus heces el mobiliario urbano, afeando edificios, monumentos de insignes personajes, atascando chimeneas, destrozando las vajillas de las terrazas en verano y fastidiando la pintura de los coches con su corrosiva firma de mierda.
Pero, además se pavonean. Dan muestras de su arrogante estupidez cuando picotean los trocitos de alimento que les da la gente, lo pican y lo voltean sobre su cabeza para que, a su espalda, otra tonta paloma haga lo mismo y así sucesivamente, mientras otras dos persisten en su pelea para quitarle a la otra su miguita voladora y de paso arrearle un picotazo a la de menos jerarquía que se aproxime, todo eso, inflando pecho como diciéndole quien manda aquí. Además de tonta lo publicita.
Pero no importa. A la gente le encanta; El público está anestesiado por lo políticamente correcto, en este caso la idealizada imagen de la paloma tiene más fuerza que su manifiesta y reiterada estupidez además de sus evidentes efectos nocivos.
En mi pueblo, marinero de rancio abolengo, hay muchas tontas palomas que conviven con las rapaces gaviotas. Comparten un espacio cada vez más urbano y algunos alimentos que les dan los humanos (las segundas lo cogen, sin esperar a que se lo den, por eso de que son rapaces) Verlas juntas confirma lo estúpido e ineficientes que son las primeras; la gaviota, una a una, y muy tranquila, se introduce callada e inexpresiva en el grupo de altivas y tontas rumorosas y les quita el chusco que, más bien pronto que tarde, ellas mismas le han situado delante de su
pico.
Lo coge y se va volando mientras las palomas siguen buscando donde habrá podido caer esta vez el trozo de alimento, sin dejar de picotearse entre sí en un rumoroso trote hacía ninguna parte hasta que otro humano les tire otro trozo de cualquier cosa y vuelta a empezar.
Posiblemente el lector ya habrá relacionado este relato con comportamientos similares en la fauna humana. En esta, como las rapaces, algunos utilizan, en beneficio propio, el efecto perverso de lo políticamente correcto que dificulta a otros diferenciar entre lo que está bien y lo que no lo está, y más aún reaccionar ante la estupidez.
Lo incorrecto, lo malo, hasta lo perjudicial, cuando se convierte en mensaje o actitud políticamente correctos, consiguen anestesiar a sus públicos (y públicas) facilitándoles la manipulación interesada de los mismos (y de las mismas) incluso en contra de su propio interés.
Puedes verlos, a los ciudadanos (y ciudadanas) en su errático camino hacia…quizás alguna parte, con el pecho hinchado, en su rumoroso deambular mostrando su desdén por aquellos que no se manifiestan como ellos. Aquellos que no se alinean con su asumida actitud estúpida, incorrecta o incluso perjudicial, pero políticamente correcta, mientras otras rapaces les quitan la migaja que ellos mismos (o mismas) han puesto ante su pico.
En fin, otra lección de la madre naturaleza a los humanos (y humanas) y a cualquier otro bicho (o bicha) que quiera verla.
(*)-Estética Y Culinaria.
(**)-1952, Marín (Pontevedra, España) Paco Elvira, marinero y músico de vocación, cursa sus estudios de CC.EE. y EE. en la Universidad Complutense de Madrid. Ha ocupado los puestos de la máxima responsabilidad en marketing y ventas en Cigna Insurance Company of Europe S.A. N.V., Seguros La Estrell a, Dun & Bradstreet International y Equity & Law Life Insurance Company.
En 1989 funda su compañía Direct Response Marketing consultora y agencia de marketing directo y relacional con especialización en finanzas y seguros, desde entonces es su consejero delegado. Entre sus clientes están Aegon, Aresa, Athena, Aurora Polar, Axa, Cigna, Genesis, Mapfre-Cajasalud, Ing. Nationale Nederlanden, Pacifico Peruana de Seguros, Pelayo, Previasa, Preventiva, Segur Caixa, Unial, Zurich, como aseguradoras y Ericsson, Informa, Dun&Bradsteet, Microsoft, USF , entre otras empresas de otros sectores
Frecuente conferenciante en eventos nacionales e internacionales, está considerado como una de las personas más experimentada en Insurance Direct Marketing, es colaborador en publicaciones como Mercado Previsor, Actualidad Aseguradora, MK Marketing y Ventas. Colaborador de Icea e Inese; profesor del Instituto de Comercio Electrónico y Marketing Directo, Icemd y Esic; pertenece al claustro de profesores de la Escuela Europea de Negocios.