(La VozdeCádiz-Javier Rodríguez)-La firma definitiva del contrato entre Navantia y Arabia para la construcción en San Fernando de cinco corbetas está más cerca o, al menos, es la sensación que se transmite desde distintos frentes. El presidente de la compañía española, Esteban García Vilasánchez, y los máximos responsables de varios departamentos de la empresa pública han regresado de la capital saudí, donde han participado en la feria naval AFED. Navantia ha desplegado en Riad un importante contingente de ejecutivos con el ánimo de que el proyecto naval de las corbetas no tenga vuelta atrás y sea una realidad en marzo.
De hecho, el Gobierno saudí anunció a finales del año pasado que en 2018 aprobaría el mayor presupuesto de su historia en materia de defensa, unos 56.000 millones de dólares, lo que significa un aumento del 10% con respecto al presupuesto de 2017. El Rey Salmán bin Abdulaziz estaría a punto de bendecir con su firma esta faraónica inversión, que reserva un importante pellizco para llevar a cabo la renovación de la flota. Según ha podido saber LA VOZ, Navantia culminó el pasado año toda la tramitación del proyecto de las corbetas, que suma una inversión de 2.000 millones de euros, y aguarda desde agosto la firma del acuerdo que permita iniciar la obra en el astillero isleño. Cabe recordar que una delegación saudí viajó en verano a Madrid para cerrar flecos con España en relación a la obra de las corbetas y durante el encuentro se firmó un contrato de confidencialidad y colaboración en materia de defensa entre ambas partes. La posibilidad de que el Rey autorice en los próximos días el gasto en defensa y la presencia de la cúpula de Navantia en Riad no es una casualidad.
Vilasánchez fue nombrado presidente de Navantia en abril, en sustitución de José María Revuelta, y el primer viaje que apuntó en su agenda de trabajo como nuevo ejecutivo de la compañía española fue a Arabia, en mayo. De nuevo, el presidente de la compañía se ha desplazado a Riad y esta vez regresa a España con noticias de calado.
No hay que olvidar que el contrato saudí es clave para el futuro de los astilleros. De su firma depende, por un lado, la carga de trabajo en la Bahía, y, por otra parte, la aplicación del plan industrial. La compañía española arrojó 303 millones de euros en pérdidas en el ejercicio de 2016 y se prevé que el balance económico de 2017 alcance casi los 400 millones de déficit. Navantia necesita una inyección para salvar los muebles y aplicar el denominado plan ‘Astillero 4.0’, que supone una reconversión tecnológica para adaptar sus procesos de producción, reducir costes, y hacer más competitiva a la compañía.
El acuerdo con Arabia permitiría hacer caja mientras se resuelven los contratos de Australia, Canadá y Estados Unidos, donde Navantia se juega la construcción de 44 fragatas por transferencia tecnológica. De forma paralela, la empresa aguarda también que el Ministerio de Defensa español apruebe el presupuesto para la construcción de un tercer BAM logístico de apoyo a submarinos y autorice la construcción de las fragatas F-110, amén del megabuque de transporte militar. Además, la compañía sigue en contacto con Iberdrola para nuevos contratos eólicos marinos. Este escenario ha llevado a la empresa a iniciar las conversaciones con los representantes de los trabajadores para desarrollar el plan y iniciar los pasos para rejuvenecer a la plantilla.