Manuel Molares do Val/
La presencia de españoles en altos cargos de organismos internacionales es nula, cuando en tiempos de Felipe González y José María Aznar era notable, con presidentes del Parlamento europeo, influyentes comisarios de la UE, e incluso con un teórico opositor a la OTAN –“de entrada no”–, Javier Solana, secretario general de esa organización.
Fue la época dorada de la influencia española, pero la situación se degradó y en este momento España solo aspira a que el ministro de Economía, Luis de Guindos, sea elegido vicepresidente del BCE, simple vicepresidente, a las órdenes del italiano Mario Draghi.
La decadencia internacional se debe a la inacción y al mínimo de liderazgo de José Luis Rodríguez Zapatero seguida de la de Mariano Rajoy.
Ahora, además, Pedro Sánchez boicotea la tímida acción exterior de los populares intentando que no alcancen puesto alguno. ¿Disculpa?: les exigimos que propongan una mujer en lugar de De Guindos, dice a última hora.
Boicot a pesar de que el PP ayudó a Solana para regir la OTAN, igual que para ser Comisarios de la UE a Manuel Marín, Pedro Solbes y Joaquín Almunia, que fue vicepresidente hasta octubre de 2014, o a Borrell presidente del Parlamento Europeo.
Los socialistas ya habían boicoteado en 2014 a Miguel Arias Cañete en Bruselas, que finalmente logró una Comisaría de segunda, siendo en este momento en ausencia de Gran Bretaña el cuarto país en importancia de la UE tras Alemania, Francia e Italia.
Sánchez ha iniciado una campaña internacional desacreditando a Guindos que podría tomarse como traición al Estado, mientras como contraste tiene el apoyo de los socialistas portugueses.
Los portugueses, con gobiernos conservadores o socialistas, se ayudan unos a otros y por ello están rigiendo grandes instituciones internacionales.
El ministro español se enfrenta a Philip Lane, reconocido profesor de economía y gobernador del banco central irlandés: Sánchez quizás sea irlandés por hacerle la campaña.