Enrique Barrera Beitia.
Hace 25 años viví momentos muy desagradables como integrante del gobierno municipal de Ferrol. Tomamos la decisión de construir el actual parking subterráneo en el Cantón, y se levantó un impresionante movimiento de protesta. Las obras se hicieron por pura testarudez y, por la convicción de que substituir un parking en superficie por otro subterráneo era beneficioso para la ciudad. ¿Donde estaba entonces el problema?: en que era inevitable talar seis plataneros, que posteriormente se reemplazarían por otros tantos árboles. Los partidos de la oposición, algunas asociaciones vecinales y la Sociedade Galega de Historia Natural, convocaron manifestaciones contra “la destrucción del Cantón” y recogieron firmas. El entrañable Siro me caricaturizó (junto al alcalde y otros miembros del gobierno local) como un enanito leñador del cuento de Blancanieves y, la TVG preparó un programa especial que empezaba mostrando escenas de la desforestación del Amazonas. Una voz en ”off” decía:
«- ¿Créen ustedes que sólo en el Amazonas se está procediendo a una desforestación salvaje? (pausa). En Ferrol, también hay quien toma ejemplo y destruye el patrimonio natural».
En ese momento, se desintegraban las imágenes del Amazonas y lentamente aparecían en la pantalla los seis plataneros. Mientras nos atizaban por todos lados, el alcalde de Coruña horadaba el subsuelo para los mismos fines sin ningún problema.
Ya han pasado 25 años y… ¿qué reflexión podemos y debemos hacer de esto? Basta comparar la antigua plaza con los coches aparcados ocupando toda su superficie y la plaza actual liberada para el disfrute ciudadano. A mi entender, el parking presta un servicio imprescindible y, los seis árboles que se plantaron al terminar las obras hace años que crecieron ¿Eran realmente tan importantes como para justificar el boicot activo a la obra? El siguiente gobierno local taló seis pinos frente a la concatedral de San Julián sin que hubiera la más mínima protesta. Tampoco la hubo (afortunadamente) cuando se remodelaron los 1.500 metros de paseo marítimo de Caranza, teniendo que talar algo más de 250 árboles. Yo mismo me tomé la molestia de contarlos.
¿No es mejor el actual paseo marítimo que la avenida de doble carril que había antes? La masa forestal con la que se repobló el paseo… ¿no ha mejorado a la anterior? ¿Por qué la sensatez estuvo ausente años antes? Dejo que cada lector intente, si puede, encontrar la respuesta.
Posdata: ¿Se han dado cuenta de que es imposible encontrar una foto de la antigua plaza, con los coches aparcados en superficie?
Se trató de la alteración de una Alameda con una antigüedad de casi 170 años. De la realización de una obra sin el permiso de Patrimonio de la Xunta, pese a que el mismo era imprescindible para poder comenzarla ¿Y aún preguntas?