Reflexiones sobre nuestra Semana Santa

Carlos J. García.

Reposada en la cabeza la Semana Santa se me ocurre hacer algún comentario, eso sí, con ánimo constructivo, pero lo primero es felicitar a quienes hacen posible que exista y sea tan ferrolana: a las cofradías, a la Junta de Cofradías, a los organizadores, portadores, vestidores, “ornamentadores”, cofrades, bandas y a todas las personas que, son muchas, ayudan. Dicho esto, y dicho de todo corazón, también es bueno hablar de otros aspectos que son urgentes sí queremos que la Semana Santa crezca. Uno de ellos, y prioritario, es el patrimonial.

La imaginería y los tronos es una asignatura pendiente; ambas cosas son las que la hacen distinta de un año a otro, y de las demás Semanas Santas. Hay imágenes que mejorar; es necesario invertir en ellas y hacer un plan patrimonial que perfeccione lo que hay, porque a estas alturas ya no debe quedar duda de la importancia para Ferrol de la Semana Santa y tal importancia se debe traducir en trabajar para alcanzar un mayor valor artístico y patrimonial que es, insisto, uno (quizás el que más) de los elementos diferenciadores de las demás. Por otro lado la Semana Santa tiene que crecer en la Ciudad y ha de sentirse en el resto de barrios; en ello tanto las Asociaciones de Vecinos como las de Hostelería tienen que implicarse como protagonistas, al igual que el Ayuntamiento puesto que la Semana Santa, para Ferrol, es algo más que una actividad de cinco Cofradías.

En cuanto a las Cofradías decir que están creciendo en calidad y van camino de alcanzar el grado de madurez, en los desfiles y social, que necesitaban. Y aquí quiero hacer un punto y aparte para hablar de la conocida como Cofradía de Dolores. Esta Cofradía está dirigida desde los últimos cinco o seis años en régimen de Comisariado y no ha conseguido superar una situación (ya se ha hecho endémica) de inquietud y convulsión grave, que la anunciada próxima convocatoria de elecciones a Hermano Mayor, no solucionará.

La Cofradía de Dolores sigue la senda de una inercia de malestar y debates sin cerrar desde hace años, y no es tarea fácil hacerlo; ni rápida, ni de mas comisariados que lo único que han conseguido es desgastar a quienes lo ejercen, quienes, incluso, en ocasiones no encuentran el apoyo de quién los nombró; “Dolores” tiene mucha más complicación que meros cambios administrativos. Quizás ocurra que es demasiado grande; y así de grande es por los intereses y caprichos de otras personas con el consentimiento del Obispo que entonces regía la Diócesis a mediados de los años 90 y que lo hicieron contra la opinión de un importante número de cofrades.”Dolores” se ha quedado rezagada del resto de Cofradías; le cuesta encontrar la calma que otras van teniendo. “Dolores” ha de entender que el camino para encontrarla pasa, además de otros, por entender que sí no se crece en principios y calidad, hacerlo en número solo enseña más los defectos.

Esta Cofradía necesita de una reflexión importante y la ha de hacer quien le corresponde y no es precisamente ni un comisario, ni un Hermano Mayor elegido en asamblea. El Obispado tiene que repensar, y asesores capacitados tiene, qué papel juega en la Semana Santa y que es lo mejor para la Cofradía de Dolores. Y para las demás. Ocurre también que Dolores patrimonialmente tampoco está bien, quizás consecuencia de lo anterior, las imágenes (salvo tres o cuatro) dejan mucho que desear y los tronos no se quedan atrás; un ejemplo de ello es el manto de la Virgen de Dolores que ha llegado a un punto de deterioro demasiado elevado, ya desde hace años. Urge tomar decisiones.

Órgano importante de la Semana Santa es la Junta de Cofradías (acierto del mismo Obispo de aquella época de los 90) que nació para coordinar, y lo hace bien dentro de la dificultad, pero creo que sería bueno tomase más protagonismo, sí se lo permiten, que repartir subvenciones, sobre todo en lo que se refiere a velar por el espíritu, calidad y patrimonio. Sería bueno que tomase otras iniciativas, como la “Escuela Cofrade”, común a todas las Cofradías y que sirva, entre otras cosas, para fomentar la tradición cofrade, la de portadores y los verdaderos valores cofrades. Además de la necesaria, repito, acción de control de calidad y patrimonio.

Mucho que hacer, pero personas con ganas de trabajar y experimentada las hay. Solo falta cierto sosiego, definición clara y menos protagonismos particulares que la Semana Santa Ferrolana es de Ferrol y es un conjunto, no, repito, cinco cofradías. No se puede mirar para otro lado e ignorarla o tratarla como un hecho aislado, sobre todo por las instituciones públicas, que sobre ellas y otras cosas lo dejo para otro día.

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