God save you, Theresa

Miguel Mahía

Después de pasar unos días por la campiña inglesa la entrada es obligada, y más cuando está tan de moda el tema del Brexit.

Se me hace complicado escribirla de una forma medianamente imparcial, sobre todo cuando me he criado leyendo historias del Santísima Trinidad, el Neptuno o del San Juan Nepomuceno, de marinos como Cayetano Valdés o Don Álvaro de Bazán. Y es que es en momentos como los de ahora, en los que empiezas a entender las profundas diferencias históricas que aún separan a países como España o Inglaterra.

El Brexit no es para nada como nos lo pintan por la televisión. Hay una buena parte de los ingleses que quiere irse de la Unión Europea y no se arrepienten de lo que han votado.

Pero a mayores de eso, el egocentrismo de algunos británicos llega hasta tal punto que son también una parte importante los que creen que la UE necesitará de Inglaterra después de que ésta salga de la unión, y que van a abdicar a todas las exigencias que proponga el Reino Unido.

Es más, es la misma encuesta, publicada por el periódico METRO de Londres,  la que dice que aventaja en un punto el sí a la salida frente el no. Eso sí, y también hay que decirlo, los propios habitantes de «la City» están en contra de salir de la UE frente al resto de los municipios británicos. 

Es una pena que los mayores años de paz que ha habido en Europa, vengan ahora amenazados por cuatro descerebrados contados que quieren oler de nuevo pólvora porque se aburren de tomar el té con pastas.

Supongo que son los mismos descerebrados que en el Navy Museum de Greenwich dicen que la esclavitud eran flujos migratorios de África a Estados Unidos entre otras perlas. ¡Como recordé una de las sentencias de Blas de Lezo y Olavarrieta sobre los ingleses en ese momento!…

Como bien dijo el Ministro de Exteriores español, Alfonso Dastis, hay más ingleses residentes en España que españoles residentes en el Reino Unido. Ellos verán lo que hacen. “Alguien en el Reino Unido está perdiendo los nervios”.

Pero el tema va más allá.

La independencia de Escocia (que absolutamente en nada tiene que ver con la de Cataluña, porque para empezar los escoceses tienen su propia libra), está a tiro de piedra, y a esta hay que sumarle que Irlanda del Norte también ha comenzado a mover ficha para anexionarse a Irlanda y así no salir de la UE

Lo que no consiguió el IRA en Irlanda del Norte y William Wallace en Escocia, lo ha conseguido una mujer británica llamada Theresa May. ¡Dios le salve!

 

 

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Un comentario

  1. Pues lo pones muy simple.
    El Brexit fue un error propiciado por el descontento social en el momento de la votación.
    La gente votó sin valorar las consecuencias. Se suele hacer.
    Hay british que son muy british y votaron SI. Pero son pocos y en general gente mayor que tiene el futuro solucionado. Hay british jóvenes que votaron NO y fueron muchos.
    La Theresa es muy british y le va el rollo pero no representa a una mayoría que si votara hoy seguro que saldría un NO tan grande como las islas british.
    Es mi opinión.