El vicealmirante Gregorio Bueno, jefe de la División de Planes del Estado Mayor de la Armada, y Juan Díaz Cuadrado, jefe del programa F-110 de Navantia, detallaron en la tarde de este jueves en la sala Carlos III de la Fundación Exponav las fases de este proyecto de nuevas fragatas y las implicaciones que tendrá tanto para la propia Armada como para el astillero y para la comarca de Ferrol.
El acto, con el que se clausuró la exposición sobre la evolución de las fragatas españolas desde la década de los 70 del siglo pasado, contó con la presencia de numerosas autoridades civiles y militares, entre ellas el conselleiro de Economía, Emprego e Industria, Francisco Conde; el director de Navantia Ferrol-Fene, Julio Martín, y el almirante jefe del Arsenal, Francisco Javier Romero Caramelo, que presidió el acto como máximo responsable de la Fundación Exponav.
El conselleiro aprovechó su intervención para felicitar a Exponav por la decisión adoptada en la mañana de este jueves por el Consello de la Xunta de dar la calificación de museo al de la Construcción Naval, que tiene su sede en el edificio de Herrerías y que gestiona Exponav.
IMPORTANTE CARGA DE TRABAJO PARA LA FACTORÍA FERROLANA
El programa de las F-110 –que comenzó a gestarse en 2010 y en el que se han invertido hasta el momento 164 millones de euros de los 174 reservados hasta 2020– se encuentra en la actualidad en fase de definición atendiendo a las necesidades expresadas por la Armada y contempla la construcción de cinco fragatas que supondrán entre 16 y 18 millones de horas de trabajo. Según explicó Juan Díaz, estos buques generarán unos 7.000 empleos al año (1.300 en Navantia) y diez años de trabajo para Ferrol.
Aunque el coste total del programa está por definir, rondará los 4.000 millones de euros. La orden de ejecución de la primera fragata está prevista para 2018, aunque podría alargarse en el tiempo; lo que sí se prevé es que este primer buque esté finalizado en 2023.
El vicealmirante Bueno explicó los requisitos que deben cumplir estas fragatas para la Armada, empezando por su horizonte temporal: se espera que estén en servicio hasta 2060. Tienen que ser unidades flexibles, que puedan cumplir misiones de seguridad marítima y de intensidad creciente hasta la gestión de crisis y situaciones de disuasión y defensa, además de contar con una capacidad litoral importante, no solo oceánica. Deben estar preparadas para la guerra antisubmarina y para las amenazas asimétricas que han aparecido en los últimos años, como las embarcaciones teledirigidas cargadas con explosivos o los buques de ataques suicidas, así como tener capacidad para cooperar con otras autoridades civiles.
El diseño en el que se está trabajando es el de una fragata de 145 metros de eslora y que desplazaría más de 6.000 toneladas, con un novedoso sistema de propulsión híbrido y una velocidad que superará los 36 nudos.
REVITALIZACIÓN DE LA ECONOMÍA DE FERROL Y COMARCA
Tanto el jefe de la División de Planes del Estado Mayor de la Armada como el del Programa F-110 de Navantia insistieron en las repercusiones que este proyecto tendrá para el astillero, que paralelamente tendrá que introducir innovaciones para integrarse en la industria 4.0. Esta transformación deberá acometerse también en el propio Arsenal.
Díaz apuntó que las líneas de actuación en Navantia pasan por convertirla en una empresa sostenible, por acometer una innovación tecnológica y por optimizar los procesos de construcción de los buques. En este sentido destacó que ya se está trabajando en un proyecto de remodelación del astillero que incluye la construcción de un nuevo dique para estas fragatas y señaló que los grandes programas son la mejor oportunidad para dar el salto tecnológico.
La importancia de la colaboración para conseguir “el mejor buque posible” y las oportunidades de exportación y de consolidación del liderazgo de Navantia en la construcción naval que supondrá esta serie de fragatas fueron otros aspectos destacados por ambos conferenciantes, que insistieron asimismo en que el proyecto de las F -110 contribuirá decisivamente a la revitalización de la economía de Ferrol y su comarca.