En la madrugada del sábado al domingo, 30 de octubre, cambiamos la hora y, quien quiera, podrá dormir una hora más. Los relojes se atrasan una hora, de modo que a las 3.00 volverán a ser las 2.00 (cómo no, una hora menos en Canarias).
El cambio horario obedece a una directiva europea que afecta a todos los Estados miembros de la Unión y tiene como objetivo aprovechar mejor las horas de luz solar y, gracias a ello, consumir menos electricidad en iluminación.