«Con pena y dolor no pudimos que la Dolorosa tuviese su día grande a causa de la lluvia» señalaba a Galicia Ártabra la comisaria diocesana de la Cofradía de María Santísima de los Dolores, Inma Augusto Martínez.
Y efectivamente, tras la anulación de las procesiones del santo encuentro y del Traslado , todos los cofrades y los muchos ciudadanos que suelen acudir a la procesión de «Os caladiños» estaban pendientes de la meteorología, si llovería o no a las once y media de la noche, hora prevista para la salida del desfile procesional.
Y a las once al ver chaparrón tras chaparrón la junta directiva de la Hermandad decidió suspender la procesión, incluso estaban dispuestos a que las imágenes de San Juan y la Dolorosa procesionaran solamente en torno a la plaza de Amboage, y aprovechando «un pequeño descanso» de la lluvía la imagen de la Dolorosa se trasladó hasta la puerta de entrada al templo parroquial para que la pudiesen contemplar los muchos cidadanos que a pesar de la lluvia se mantenían a la espera y suplicando por una pequeña mejoría del tiempo.
Tras un sencillo acto religioso guiado por el párroco de Dolores y capellán de la cofradía Xosé Francisco Delgado, la imagen fue introducida nuevamente en la iglesia y ya en el interior, a puerta cerrada los portadores y cofrades asistieron a otro acto litúrgico.
Esa noche solo llovió para D. Xose