La respuesta más aceptada es que nuestro entorno familiar, los amigos, los maestros y las experiencias vividas, determinan que seamos de derechas o de izquierdas. Pero, ¿estamos seguros de que no hay condicionantes biológicos? La epigenética, la ciencia que estudia la modificación de los genes, tiene desde 2007 investigaciones científicas que apuntan en este sentido.
Parece ser que la gente de izquierda tiene más volumen de neuronas en el cortex cingulado anterior, la zona cerebral que gestiona las situaciones conflictivas y la capacidad para adaptarse a situaciones novedosas. Por su parte, las personas de derechas tienen más volumen neuronal en la amígdala, la zona cerebral que regula las emociones, gestiona el miedo y la manera de responder a las contrariedades. Esto explicaría que las personas de izquierdas inhiban más fácilmente sus reacciones soportando mejor las ambigüedades, las novedades y los conflictos, mientras que los conservadores, con un perfil más estructurado, sean menos flexibles o más estables. Para que ningún lector de Galicia Ártabra se sienta molesto, diré que no se puede afirmar que haya estrategias mejores o peores para controlar la incertidumbre o el miedo.
También tenemos la oxitocina, una hormona segregada en el hipotálamo cerebral y responsable de generar la empatía y los lazos afectivos entre las personas, ayudando a cohesionar los grupos humanos. Las variantes de esta hormona pueden generar un doble comportamiento. Por un lado, genera mucha confianza y empatía con los más allegados sin que implique necesariamente desconfianza o antipatía hacia otros grupos, aunque en determinadas circunstancias puede generar hostilidad. Es lo que algunos sociólogos denominan altruismo parroquial. Este grupo, más concreto y tangible en sus afectos, se alinearía con la derecha. Pero en otras personas, debilita la empatía hacia las religiones y los proyectos basados en particularismos de raza, etnia o clase, determinando una mayor tolerancia hacia grupos externos y una mayor tendencia al ateísmo. Es lo que conocemos como racionalismo universalista. Este grupo se ubicaría en posiciones de izquierda. Por eso se dice que la derecha cree más en los valores familiares y la izquierda es menos racista.
El biólogo y ganador del premio Pulitzer, Edward Osborne Wilson, cree que en cada individuo hay dos fuerzas que pugnan entre sí y que configuran nuestro genoma. Por un lado, la que busca que prevalezca nuestra herencia genética individual y la necesidad de libertad para poder desarrollar un proyecto vital. Por otro lado, la que busca que prevalezca el interés de la comunidad. Una predomina más que otra, pero conviven, porque si una de ellas desapareciera, «la sociedad se desmoronaría o se comportaría como una colonia de hormigas», afirma E.O. Wilson.
Muchas personas han oído hablar de la testosterona, una substancia que favorece la tendencia de un individuo a dominar sin degenerar en agresividad. Pero puede que muchos no sepan que si en un individuo se combinan altos niveles de testosterona con bajos niveles de serotonina, las posibilidades de incurrir en comportamientos violentos se disparan. No sabemos que fabricará la industria farmacéutica en el futuro, pero todo esto puede servir para desarrollar un guión cinematográfico de ciencia-ficción, que continúe la senda de Un mundo feliz, de Aldous Huxley, una sociedad donde el gobierno suministraba compuestos hormonales y fomentaba el desarrollo neuronal de determinadas zonas cerebrales.
Ya en la vida real y sin hacer tantas elucubraciones mentales, parece inevitable que los individuos que integramos una sociedad, continuemos divididos políticamente y no debería extrañarnos, que por muy bien que razonemos, seamos incapaces de cambiar la opinión de ciertas personas, por muchas veces que hablemos con ellas. Así que en Galicia Ártabra y en todos los demás medios informativos, seguiremos escribiendo personas con más o menos densidad neuronal en el cortex cingulado anterior y en la amígdala y seguiremos sin ponernos de acuerdos, pero no pasa nada, es nuestro ADN.
Menos mal que su especialidad es la memoria histórica, bando republicano.
La próxima vez hablemos sobre la incapacidad de la «izquierda» en Ferrol para elaborar unos simples presupuestos. También de como el programa político de PSOE y FeC sale de su cortex.
Intente justificar todo eso que ha dicho de izquierda, cortex y demás con su compañera Sestayo
Si que antes cuando no gobernaba la izquierda en ferrol,ciudad fea donde las haya,estaban bien elaborados los presupuestos,jaaaa,y un jamón,de ahí esa maravillosa plaza de España que ha quedado(entiendase la ironía).Debe de ser que me considero de izquierdas? por el cortex o por lo que sea..Ni he nacido,ni soy,ni seré de Ferrol además de tener muy malos recuerdos en tiempos de estudiante de lo maleducados que son muchos Ferrolanos,todos ellos de derechas y muy muy pijos.Bueno ahora ya debe de haber menos,sin dinero no hay buena apariencia y con las nuevas tecnologías vamos sabiendo lo cutre que era todo,nunca mejor dicho todo era vivir de apariencias,rascabas un poco y no quedaba nada que valiese la pena.A ver si las nuevas generaciones cambian algo todo esto,hasta ahora dió penita.Y toda esta historia y fama,no hay ya quién lo justifique.