El 29 de febrero de 1996 se estrenaba pletórica la Real Filharmonía de Galicia, dirigida en aquella ocasión por Helmuth Rilling, el conductor de Stuttgart aclamado en el mundo entero que atesora- entre otros saberes- un profundo conocimiento sobre la obra de Bach, «dios inmortal de la armonía». Desde aquel momento la orquesta, integrada por cincuenta músicos de diferentes nacionalidades, inicia una andadura que la lleva de su corazón universal compostelano al resto de Galicia- su presencia es habitual en Ferrol -, a Europa y América, sumando en la actualidad más de mil actuaciones y colaboraciones con otras orquestas como la Filarmónica de Viena o la de Nueva York, convirtiéndose en un referente internacional y en un puntal para nuestro propio desarrollo musical.
Este 29 de febrero la Orquesta cumplía por tanto sus colmados 20 años, celebrándolos con la mejor música y con la presencia de su primer director, Rilling, que a petición de los músicos que la integran acudió de nuevo al Auditorio santiagués para llenar con su Bach nuestros corazones de placer, recordando al público antes de iniciarse el concierto la importancia de Xerardo Estévez y de Maximino Zumalave como inspiradores y propulsores en su creación.
Tras la calurosa acogida de un entregado publico que lo ovacionó con cinco minutos de aplauso, Rilling
alzó la batuta para iniciar los compases luminosos del Concierto de Brandemburgo Nº 4 en Sol Mayor, con sus «audaces» combinaciones de instrumentos solistas, las flautas de Laurent Blaiteau y Luís Soto y el virtuoso violín de Adriana Winkler que ejecutó brillantemente las exigencias de la obra, sobre todo en el primer movimiento y el tercero. Después el Concierto para dos violines en Re menor, una obra maestra del Barroco que ofrece pleno protagonismo a los solistas, esta vez James Dahlgren y Gregori Nedobora, que brillaron con luz propia en su expresiva interpretación y para finalizar la Suite para Orquesta Nº 3, con la que, como decía Goethe, «la armonía eterna conversa consigo misma», siempre subordinada al arte, a la más sublime belleza.
Alta calidad musical la de la Real Filharmonía, tesoro cultural de Galicia. Larga vida! .