Acaba el verano, empieza el ritual para rescatar proyectos de la memoria, estimulada con las colecciones por fascículos. A semejanza, España comienza el curso político para abordar las consecuencias de la crisis política, social y económica. La explosión de la burbuja inmobiliaria y financiera detonó la desigual distribución de la riqueza, a su vez motivo del trance institucional y político.
En nada afrontaremos el fascículo político e institucional con las elecciones al Parlamento catalán y a las Cortes Generales. Las primeras tendrán la influencia y las segundas la responsabilidad de renovar la arquitectura institucional para solucionar los problemas territoriales y recuperar la credibilidad social. La fragmentación política obligará a buscar consensos políticos para avanzar en esa construcción con regeneración democrática de Instituciones y Administraciones Públicas que garanticen la convivencia.
Los fascículos económico, social y medioambiental van de la mano. El compromiso será cambiar las bases de desarrollo con otra política industrial y energética sostenible, la recuperación del empleo y la reducción de las desigualdades mediante la redistribución con financiación de servicios públicos en igualdad de acceso e ingresos de reposición equiparables.
Remata la colección el fascículo internacional. España necesita salir de la reconcentración en sí misma. El gobierno salido de las urnas tendrá la responsabilidad de poner recursos para estar en las decisiones geopolíticas. Son pocas las aportaciones recientes a la construcción europea; al problema de las migraciones oponemos un cicatero cupo de acogimiento; abandonamos América Latina y nos coge con el pie cambiado la recuperación de la relación USA-Cuba influyente en el futuro del subcontinente americano. Se está conformando un mundo multipolar con nuevos escenarios geopolíticos, bien en Oriente Medio con la hegemonía de Irán o Arabia Saudí en juego, bien en Asia y el Pacífico como centro de poder político y económico, o bien en África. España puede jugar su papel. Historia tenemos, nos falta trabajo.
Habitualmente, las colecciones no se acaban. Ésta necesitamos completarla.
Outro socialista que despreza o idioma galego