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La delegación de la Xunta de Galicia en Madrid, Casa de Galicia, acoge hasta el día 28 la exposición de pintura “Realismo contemporáneo», de la artista ferrolana afincada en Madrid Belén Fernández Vigo. Su amor por la belleza es el denominador común de todos sus cuadros.
El acto de inauguración corrió a cargo del coordinador de Actividades Culturales de la institución gallega, Ramón Jiménez Pérez y en él intervino también la propia pintora Belén Fernández Vigo.
Para Jiménez, lo primero que llama la atención en estas obras es “la satisfacción que produce su contemplación en el espectador”. Son lienzos llenos de color que “destilan dulzura por los cuatro costados del marco”, e hizo un repaso por algunos de ellos. “Esas niñas tiernas, esos patios serenos invitando al descanso, esas hortensias y esos geranios cuya realidad reconstruye la mirada mientras el ojo lanza a la velocidad de la luz, desde el punto en que vigila, su compleja maquinaria de interpretación del mundo hasta el cuadro que los acoge. Y así los demás espacios pintados de paisajes, de trampantojos de molinillos antiguos, de bañistas que nos recuerdan a Sorolla, de naturalezas muertas que yo preferiría decir silenciosas, eternas en la sencillez de su estantería, incorruptibles ya porque la mano de la artista las ha sacado del olvido gracias a que un día las descubrió en un recodo del tiempo donde se tropezó con ellas y o bien las fotografió primero para luego inmortalizarlas al interpretarlas con sus pinceles o se las inventó por completo”. Destacó además “la emoción” que surge al observarlos, porque “limpian la mirada”, y los comparó con “mariposas que Belén ha atrapado con su pincel y su talento para transmitirnos la experiencia de su visión de la realidad”.
Por su parte, Fernández Vigo clasifica su obra en función de la temática. Los patios, jardines y rincones, a su parecer se caracterizan por “ser una pintura directa con empastes lumínicos y espontáneos, donde se aprecia una pincelada libre y flexible que nos recuerda a los impresionistas del siglo XIX”. Mientras, los bodegones de objetos y frutos, “están realizados con una composición más clásica y transmiten equilibrio, serenidad y elegancia”. Además están los retratos de niños y escenas de playa, en los que “predominan aspectos como la inocencia y la ternura de la infancia”.
Todos los óleos “están inspirados en la belleza”. Para Fernández Vigo no tendría sentido pintar algo que ella no viera bonito. “Hay tantas cosas hermosas en el mundo, que pintar algo que no lo fuera”, para ella sería tal y como asegura “una pérdida de tiempo”.
