La restauración de la antigua mina de Endesa de As Pontes, reconvertida en un lago artificial, con los aportes de agua del río Eume, ha sido objeto de estudio en los cursos de verano de El Escorial que cada año organiza la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y que se imparten estos días en la capital.
El llenado del hueco minero de As Pontes (A Coruña) y la restauración del entorno natural de la antigua mina de carbón ha sido uno de los principales proyectos de recuperación de áreas industriales llevado a cabo por Endesa. El objetivo fue dar una solución económica, social y medioambiental al cierre de la mina de As Pontes con la creación de un gran lago en el hueco de la mina y la recuperación de la escombrera.
El que fue director de la mina pontesa, José Antonio Menéndez Lolo, ha explicado en detalle ante el auditorio de los cursos de verano de El Escorial de la Universidad Complutense de Madrid este proyecto, durante el curso titulado «Conservación del medio ambiente», que dirige el catedrático Pablo Rebollo Román.
Endesa explotó los lignitos de la mina a cielo abierto de As Pontes desde 1976 hasta 2007 para suministrar combustible a una central térmica de su propiedad situada a pie de mina. Como consecuencia de esta actividad se creó una escombrera exterior de 1.200 hectáreas y 720 millones de metros cúbicos, una escombrera interior de 80 hectáreas y unos 93 millones de metros cúbicos y un hueco final.
La exterior tiene una altura máxima de 160 metros respecto del terreno original, mientras que la interior ha desaparecido de la vista porque forma parte del fondo de lago.
RECUPERACIÓN MEDIOAMBIENTAL
Para lograr la recuperación medioambiental de estos terrenos, Endesa llevó a cabo un plan de restauración que permitió alcanzar una correcta evolución del suelo y una vegetación autosostenible apta como hábitat para la fauna local.
La restauración de la escombrera exterior se inició en el año 1985 y concluyó en 2007. Para ello se realizaron del orden de 6.000 análisis físico-químicos de tierras y aguas, se utilizaron más de 3 millones de metros cúbicos de tierra vegetal o estériles seleccionados y se construyeron 67 kilómetros de caminos y 56 kilómetros de canales.
Asimismo se aportaron 40.000 metros cúbicos de abonos orgánicos, 500.000 de abonos químicos, 120.000 kilos de semillas, y se plantaron 600.000 árboles. La escombrera es un ecosistema en permanente transformación, donde coexisten los estratos herbáceos, arbustivos y arbóreos, además del elemento agua.
Esta diversidad de hábitat ha sido aprovechada por la fauna, que ha colonizado de forma progresiva y rápida el terreno, de tal manera que actualmente habitan la zona, de forma temporal o permanente, 172 especies de vertebrados, algunas muy importantes por su escasez o singularidad dentro de la fauna ibérica.
El hueco minero se llenó por gravedad con el agua de escorrentía y el agua procedente del río Eume. El lago tiene un volumen de 547 hectómetros cúbicos, una profundidad máxima de 205 metros y un perímetro de 17,8 kilómetros.
PLAYA E ISLAS
La creación del lago abarcó también la restauración de la ribera y su protección frente a la erosión. Una de las principales actuaciones para la protección de la ribera del lago fue la construcción de una playa en la zona más próxima al núcleo urbano de As Pontes.
Este arenal, de 435 metros de largo y una superficie de 35.000 metros cuadrados, ya es de uso público gracias al acuerdo entre Endesa, el ayuntamiento y la Xunta de Galicia. Además, dentro de las actuaciones encaminadas a facilitar la implantación de la flora y la fauna, fueron construidas dos islas en el interior del Lago. Una de ellas se destinará a la creación de una reserva ornitológica, mientras que en la otra se ha introducido una importante representación de la flora arbórea gallega.
(Europa Press)