(defensa.com)
El proyecto de la nueva fragata, la F-110, completa este verano dos importantes hitos. Así, coincidiendo con la práctica finalización de la fase de viabilidad por parte de la industria, el Estado Mayor de la Armada ha publicado los requisitos de cómo deberá ser su nuevo navío de escolta polivalente
Los objetivos son fruto del concienzudo trabajo desarrollado por el equipo de la Armada encargado del proyecto, que coordina su labor con la Dirección General de Armamento y Material (DGAM), organismo del Ministerio de Defensa que gestiona este tipo de programas, y con los de la industria española naval y de alta tecnología, que encabezan las sociedades Navantia e Indra respectivamente, aunque no olvidemos que un proyecto de este tipo entraña la participación de varias decenas de empresas.
En otoño el proyecto entrará en la que la industria denomina la fase de definición, en la que se acabará de optar entre las varias alternativas de diseño previstas, trabajo que se desarrollará en total coordinación con los equipos de la Armada y la DGAM, y que se extenderán durante todo el año 2015.
La puesta en marcha del programa de construcción de las F-110, que se confía pueda iniciarse el próximo año financiándose con adelantos presupuestarios del Ministerio de Industria, además de dotar a nuestra Armada, servirá para reactivar la industria naval española.
Así tras aprobarse el proyecto por parte del Gobierno, se espera que la orden de ejecución pueda ser firmada a finales de 2015, con lo que en 2016 se iniciaría el corte de chapa cara a la puesta de quilla de la primera de estas fragatas.
Recordar que está previsto que Navantia construya cinco fragatas de la denominada clase F-110, que reemplazarán progresivamente a las seis de la clase “Santa María”, que irán llegando al final de su vida operativa la próxima década.
Con estos nuevos navíos se reforzarán las capacidades de la Flota, principal fuerza de acción de la Armada, de la que dependerán durante los 40 años que estarán en servicio, cubriendo un importante vector con unas características y un tamaño a medio camino entre los actuales BAM (Buques de Acción Marítima), de 93,9 metros de eslora y 2.670 toneladas de desplazamiento, y fragatas F-100 o “Álvaro de Bazán”, cuyo desplazamiento es de 5.800 toneladas (6.391 en la F-105) repartidas en sus casi 147 metros de eslora.
Además en su construcción, un proyecto inminentemente nacional, se seguirá con la eficaz práctica de incorporar el mayor número de elementos y sistemas comunes que incorporan los otros navíos citados, como es el SCOMBA (Sistema de COMbate de los Buques de la Armada), política que facilita mucho las tareas logísticas y de entrenamiento de las dotaciones y su posterior interoperatividad.
Se ha de recordar que es un navío que podría ser muy competitivo cara a la exportación, ya que estamos ante un sistema que se puede emplear tanto en operaciones de guerra convencional como asimétrica, con una dotación y unos costes operativos muy reducidos.
Este producto naval deberá competir con navíos de características similares, tanto franceses como son los escoltas de la clase “Gowind” de la DCNS, como británicos, que ya tienen muy encauzada su futura fragata Tipo 26, que sustituirá a las Tipo 23. La F-110 será una excelente fragata cara a su venta en los mercados internacionales que en un plazo de unos diez años demandarán, según lo proyectado en las necesidades estratégicas de varias marinas militares, el relevo de diferentes tipos de navíos de escolta puestos en servicio durante los años ochenta e incluso en los noventa. Entre éstas están las muy utilizadas fragatas estadounidenses Oliver H. Perry, en las que se basan las aludidas de la clase “Santa María”. (Julio Maíz Sanz)