Carlos Barcón, de la Asoc. Española de Criticos de Arte.
Es bien sabido que el amor por la naturaleza será siempre o casi siempre una constante de la mayoría de los pintores impresionistas, que aún quedan algunos, e incluso que muchos de ellos tenían un jardín y se dedicaban a él con todo interés y ganas. No vamos a dar nombres. Los pintores especialmente saben de que hablo: Monet, Renoir, Sorolla, Ruiseñol, Meifrén, Iturrino, Vázquez Diaz, Botí, Mir, Pinazo. Plá, Anglada, Dario de Regoyos, Piñole, o, entre muchos otros, el gallego Francisco Lloréns, …
El jardin suele ser un espacio distinto. Siguiendo el pensamiento de Rilke es un espacio en el que «la interioridad se convierte en mundo y el mundo se interioriza».
El arte es siempre ilusión y busca la esencia a través de la verdad. Y la naturaleza viva y despierta que solemos ver, en algunos espacios, está hecha de realidad y sobre todo de sensibilidad, y el pintor que gusta de ella, suele plasmar en sus lienzos su imagen elaborada, no de la realidad de esa naturaleza, sino de su transformación a través de su mente creativa.
El jardín, como la pintura, es arte, no naturaleza. Y en este sentido y con el sentido puesto en ello, me ha paseado, después de muchos años, por los jardines del Parque Municipal, antes llamado Eduardo Ballester, alcalde de grato recuerdo y eficaz labor, que pronto se le echó en el olvido. Un Parque Municipal, un jardín precioso que teniamos secuestrado, encerrado, acotado en lo más céntrico de la ciudad y que hoy gracias a la gestión y preocupación municipal, ha abierto sus puertas de par en par, en esa labor de revisión y mejora del mismo, cosa que vemos está logrando.
Esta superficie de aproximadamente unos 16.800 metros cuadrados, poblado de arboleda, jardín de hermosas flores y bellas plantas, junto a otros elementos valiosos, que en su día perteneció a la Marina y que sería cedido al concello allá por febrero del 1940, se trata de un agradable espacio dedicado al esparcimiento, a la tranquilidad, al sosiego, al paseo, y al recuerdo de añoradas verbenas y atractivas fiestas para los que peinamos canas por lo menos.
Por eso me alegra saber de ese próximo proyecto que tiene la veterana Asociación de Artistas SAF, de llevar a cabo en fecha inmediata, un acto homenaje al citado Parque/jardín, que por lo visto será pintado por varios artistas de esta entidad cultural y más tarde expuestos en su nueva sede social. Por lo menos las estatuas de Sotomayor(?) o Jenaro P. Villaamil, pendientes de una restauración, lo agradecerán.
Y es que este tema aparece y seguirá apareciendo en las diversas experimentaciones pictóricas, ello es debido a la fuerte carga simbólica que tiene implícitamente el propio jardín y a su propósito principal: la belleza. Y nuestro Parque la tiene, aunque siento pena que le hayan incorporado ese complejo llamado de «Aquaciencia», que ha acotado, recortado y eliminada una buena parte de este acogedor espacio, que debe ser orgullo de la Ciudad.
Felicito a Carlos Barcón por su artículo y a la SAF por su emprendimiento. Siempre los recuerdo con cariño desde Buenos Aires, Argentina.
Gracias Luz
aunque la distancia geográfica es mucha
sigo recordando aquella grata visita
hecha por ti y tus amigas pintoras a Ferrol
fueron unos dias inovldiables llenos de arte
lástima que no se puedan repetir
pèro seguimos en la brecha
la SAF y tu amigo Carlos Barcon
un abrazo afectuoso desde Ferrol-Galicia-España