Fausto Escrigas Estrada, nació el 29 de noviembre de 1925 en Ferrol en el domicilio paterno de la calle Espartero y estaba casado con María Flor Rodríguez. Tenía cuatro hijos, dos de ellos marinos como él. Desde febrero de 1984 ocupó la Dirección General de Política de Defensa donde estudiaba y preparaba los asuntos competencia del Ministerio en sus ámbitos interior y exterior.
“El primero de los marinos españoles -recuerda su hijo Guillermo- que llegó al almirantazgo sin haber combatido en la Guerra Civil, y además un hombre de convicciones muy hondas”.
Tras su asesinato por ETA el 29 de julio de 1985, fue nombrado hijo predilecto de la ciudad de Ferrol, donde había recibido cristiana sepultura en el cementerio municipal de Catabois.
Narcís Serra, manifestó que el asesinato de Escrigas había sido “un mazazo personal”, porque el vicealmirante era uno de sus “colaboradores más sólidos”. Su sucesor en el cargo, el teniente general Francisco Veguillas Elices, fue asesinado exactamente nueve años después, el 29 de julio de 1994.
Terrible asesinato
El 29 de julio de 1985 miembros de la banda terrorista ETA, ametrallaban al vicealmirante de la Armada y director general de Política de Defensa, Fausto Escrigas Estrada y a su chófer, Francisco Marañón García, que quedó gravemente herido.
El atentado se produjo a unos cien metros del domicilio del vicealmirante, que se dirigía en ese momento al Ministerio de Defensa, para incorporarse a su despacho tras pasar varios días de descanso en Pontedeume.
Iñaki de Juana Chaos, Belén González Peñalva y Juan Manuel Soares Gamboa, cruzaron su vehículo en la confluencia de las calles Comandante Zorita y Dulcinea, cortando de esta forma el paso del vehículo en el que iban el militar y su chófer. En ese momento, Soares Gamboa ametralló el vehículo oficial con varias ráfagas, matando en el acto al vicealmirante Escrigas que recibió doce impactos de bala e hiriendo a Francisco Marañón, que fue alcanzado en la cabeza y las piernas. El terrorista efectuó al menos dos ráfagas de metralleta por la parte derecha del automóvil oficial, y posteriormente realizó otra por la parte izquierda. Las dos ventanillas laterales derechas y la lateral delantera izquierda quedaron destrozadas. A continuación, se montó en el vehículo donde esperaban De Juana y González Peñalva, dándose a la fuga.
“El conductor, con la cara llena de sangre, intentó salir por su pie, pero cayó al suelo, y el militar de uniforme blanco, estaba quieto en la parte de atrás con la mandíbula destrozada”, comentó entre sollozos una mujer testigo de los hechos.
Entre las personalidades que acudieron a la clínica La Paz para interesarse por las víctimas estuvieron los ministros de Defensa y Sanidad, Narcís Serra y Ernest Lluch, el jefe del Estado Mayor de la Defensa, los jefes de Estado Mayor de la Armada y del Ejército de Tierra.
También estuvo la esposa del vicealmirante Escrigas, María Flor Rodríguez. A las cuatro de la tarde quedó instalada en el Ministerio de Defensa la capilla ardiente con los restos del vicealmirante. El funeral se celebró al día siguiente, 30 de julio, con la asistencia de Felipe González, y posteriormente sus restos mortales fueron trasladados a bordo de un avión militar a Ferrol, su localidad natal, donde fue enterrado.
Sus asesinos, condenados
En 1995 la Audiencia Nacional condenó a 48 años de reclusión mayor a Inés del Río Prada por su colaboración en el atentado que acabó con la vida del vicealmirante Escrigas Estrada y herido gravemente a Francisco Marañón. Por la misma sentencia fueron condenados Iñaki de Juana Chaos y Esteban Nieto a 55 años cada uno. En 1996 fue condenado Juan Manuel Soares Gamboa a 27 años y en 2006, Belén González Peñalva, extraditada por Francia en 2005, fue condenada a un total de 53 años.
Inés del Río fue puesta en libertad hace escasas fechas por decisión del Tribunal de Estrasburgo contra la doctrina Parot.
Iñaki de Juana Chaos se encuentra en paradero desconocido en búsqueda y captura.
Esteban Nieto, falleció de cáncer en su domicilio en 1999.
Juan Manuel Soares Gamboa, está reinsertado.
Belén González Peñalba, excarcelada en 2009 por padecer cáncer.
Fumigar y cremar vivos despacito seria poco