Miguel Ángel Pazos Fernández (*)
El ecuador de esta legislatura ha llegado, y con ella el momento de hacer un balance de lo que han sido éstos dos años de gobierno de Mariano Rajoy.
En primer lugar, hay que destacar la senda reformista que ha caracterizado al gobierno desde que llegó al poder. Una indudable decisión por atajar la situación económica en la que se encuentra el país, y que comienza a dar sus frutos.
En este aspecto, Rajoy puede presumir de haber evitado la quiebra de las Administraciones Públicas, de resolver la situación del sector financiero español, y de coordinar un ajuste dirigido a conseguir la recuperación económica. De momento, se comienza a crecer, aunque con tasas cercanas al 0 % todavía. No obstante, hemos recuperado competitividad y el sector exterior, del cual dependerá gran parte de la recuperación, está en una situación excelente.
Por otro lado, el Gobierno ha decidido reformar las Administraciones Públicas, con una reforma del sector público orquestada por Soraya, que permitirá ahorrar unos 35 mil millones de euros, eliminando empresas públicas inservibles, dualidades y otros organismos que apenas tienen valor alguno.
Además, hemos asistido a la culminación de una reforma educativa que pretende avanzar y abordar el núcleo de los problemas de nuestro denostado sistema educativo, introduciendo la exitosa FP dual y reformando a fondo un sistema para dirigirlo a un nivel competitivo y educativo más alto.
Son dos años que, simplificados, se quedan en poco. Pero todavía quedan otros dos años para abordar otros problemas inmediatos, entre ellos, la desconfianza que generan hoy los partidos políticos en la población. Una desconfianza que tendrá su primer examen en las elecciones europeas del próximo año, y en lo que hay que trabajar para que la confianza vuelva a llegar a los hogares. Confianza, algo en lo que Rajoy se tendrá que poner a trabajar ya. En ese sentido, es probable que la recuperación económica se convierta en su mayor aliado.
(*) Presidente de NN-GG. de Narón