Ni Franco se atrevió

manuel molaresManuel Molares do Val- (molares@yahoo.es-cronicasbarbaras.es)

Franco era un dictador. Rechazaba una Constitución que le reconociera derechos al pueblo. Sólo él podía regularlos. Por eso le disgustaba la Constitución liberal de Cádiz, de 1812.

Pero lo que nunca hizo fue desmantelar una placa conmemorativa de esa primera ley liberal adosada al balcón principal del Ayuntamiento de Barcelona.

Allí se mantuvo la placa a la precursora de la democracia, denunciándolo, detrás de él cuando lanzaba sus arengas a la ciudad.

Lo que ni Franco se atrevió a eliminar acaba de hacerlo el secesionismo. Ha retirado ese homenaje grabado por los barceloneses en 1840, hace 173 años.

La burguesía separatista que lo retira en desprecio a la idea de la España liberal es la heredera de la que bendecía a Franco y llenaba la plaza frente al balcón para homenajearlo por haberla librado de los revolucionarios anarquistas y comunistas durante la guerra civil, matándolos.

El recuerdo se instaló cuando terminaba la I Guerra Carlista con el triunfo del general liberal Espartero, nombrado primer ministro para reemplazar a la reina gobernadora María Cristina, y después de la revolución violenta de julio contra la burguesía.

Se cantaba por las calles: “En su seno feliz te recibe/ Espartero por fin Barcelona/ al placer de que amante blasona/ a tus glorias tan sólo es igual”.

La explicación para ese gesto es que la plaza no debe conocerse como de la Constitución llamándose ahora de San Jaume.

Es un nuevo acto hostil del separatismo hacia el resto del país y contra la historia, porque la Constitución de 1812, como todas las posteriores, diseña una España unida.

Esta gente refuerza crecientemente su dogmatismo mientras pide comprensión a los españoles, y se atreve a lanzar afrentas simbólicas a las que ni el dictador se atrevió.

 

 

 

 

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