Perille versus Máximo Ramos, el traje nuevo del emperador

maria figalgo-aMaría Fidalgo Casares, Doctora en Historia

Los Premios de Pintura Rápida, están demostrando ser los certámenes en los que aquellos que seguimos apostando por la pintura pura y por conceptos tan en desuso como el oficio, talento y belleza, disfrutamos plenamente.

El Memorial Carlos Perille, celebrado este Julio en Ferrol se ha consolidado como uno de los más importantes de este circuito de concursos que suponen toda una experiencia no sólo para los amantes de la pintura, sino también para aquellos que gusten de vivir en primera fila toda la concepción y desarrollo del proceso creador. Y quizás lo más importante, son oportunidades de oro para que artistas que no están dentro de los “paraguas oficiales”, pero que sí tienen talento y ganas de exhibir sus trabajos, opten por este tipo de concursos y se vayan haciendo un nombre y una reputación que otro tipo de ámbitos parecen negarles.

Lienzos en blanco y el saber hacer de los artistas fueron durante unas horas el único punto de partida para la ejecución de un conjunto de obras en los que primó el arte por encima del hermético “concepto” que sólo parece importar a algunos. En Ferrol se vieron más de tres docenas de obras de altísimo nivel técnico y estético, algo que desató incredulidad y grata sorpresa en los espectadores que normalmente no visitan exposiciones institucionales, aburridos, defraudados y yo añadiría “ timados” con artes herméticos y de vanguardias que se presentan como modernas, aunque tengan mas años que Matusalén…

Desgraciadamente en Ferrol, existía un premio artístico de gran prestigio internacional: el Premio de Grabado Máximo Ramos, al que acudían grabadores de todo el mundo. Y digo existía, porque cuando estuve en el último Premio Máximo Ramos en el Torrente Ballester no podía salir de mi asombro… unos patines viejos, fotografías varias, cartoncillos, un pupitre, pañuelos arrugados, una gran mariquita recortable, pruebas de impresora, una pizarra con una salchicha pintada… y sobre todo muchísimas fotocopias en color que ahora por lo visto llaman “ impresiones digitales”… La obra ganadora había sido una gigante composición de estas fotocopias, perdón “ impresiones” con trazos amarillos y negros ensambladas con puntitas. El segundo premio una foto envuelta en papel celofán con un redondel a modo de rudimentario vinilo y el tercero unos folios con dos frases…¿ Dónde estaban los grabados presentados al premio de grabado Máximo Ramos?…

Y es que por arte de birlirloque- algunos «entendidos» – nadie me supo decir quienes- cambiaron el título del premio y ahora es Premio de Gráfica, no de Grabado., un sutil cambio apenas perceptible fonéticamente pero brutal, porque el grabado exige una gran habilidad técnica y alto dominio del dibujo, pero como un intelectual me explicó “gráfica es todo”, desde un traje de lagarterana a un madero con puntas y clavos ( algo que me cuentan promocionan más que el dibujo en la Escuela de Arte de Pontevedra). Nadie me supo dar una explicación convincente. Y aunque yo por activa y por pasiva mostré mi indignación, encontré pocas voces que me comprendieran, y mucho menos dentro de “los círculos”.

Los que me leen, saben que suelo emplear con frecuencia la fábula del traje del emperador. Aquella fábula de unos timadores que hacen un traje invisible al emperador que sólo pueden ver los inteligentes …. Nadie de la corte imperial ni del pueblo osaba reconocer que no lo veía para no quedar ante sus vecinos como faltos de inteligencia. Esto es igual, todos los que tenemos sentido común sabemos que esto de la gráfica es una patochada, y que un patín viejo es un patín viejo por mucho que el artista diga que son “ Reflexiones de un dinamismo obsoleto” y que una pizarra con una salchicha, lo mismo, pero pocos se atreven a decirlo por miedo a quedar como “no entendidos” o pecar de no ser modernos… y ahí tenemos al político de turno contemplando la salchicha con cara de póker, como aquel emperador cuando le cogían el invisible dobladillo del traje mágico.

Aparte de la tomadura de pelo a la ciudadanía, es una brutal falta de respeto a la gran cantidad de artistas con calidad y oficio que todavía existen, artistas sin más y sin menos pretensiones que crear y compartir su arte, como hicieron espléndidamente en el Perille.. No estaría de más llamar a la cordura y que se reoriente este premio Máximo Ramos, por cierto de alto coste a los contribuyentes.

El Perille fue un éxito, pero Ferrol le tiene que sacar más partido. Mejor publicitado, con un respaldo masivo de todos los medios de comunicación gallegos, que apenas se hicieron eco del evento, sería una magnifica manera de promocionar la ciudad, así como ser una fuente generadora de turismo, haciendo del día del concurso un día festivo y de celebración para ferrolanos y foráneos. No estaría de más insistir en la asociación de Ferrol con la cultura y el arte, ya que tenemos en curso una petición de concesión de Patrimonio de la Humanidad.

Si han estado en el Memorial Carlos Perille, saben perfectamente que lo que cuento es rigurosamente cierto. Si no han estado, no se lo pueden perder el verano próximo, les aseguro de que no se arrepentirán. También les animo a visitar el Máximo Ramos del 2014 . Ya me dirán… a ver que mamarrachos podemos ver, perdón, obras de gráfica…

 

 

 

 

 

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