Miguel Ángel Pazos Fernández
Ferrol pasa una jornada de huelga comarcal marcada por unos precedentes nefastos. A la crisis que lleva sufriendo desde hace más de 30 años nuestra comarca se le suma la crisis nacional, esa que también nos estremece día si y día también. Y el desánimo no hace otra cosa que crecer y crecer, ante una situación que no mejora.
Pero no debería de haber tiempo para eso. Ferrol necesita diversificarse industrialmente como agua de mayo, al margen de que también necesita recuperar barcos para su sector naval. La extremada dependencia de este sector ha hecho el destrozo de nuestra comarca, puesto que no ha habido planes de reorientación de la economía local, ni nadie dispuesto a hacerlo. Eso también se paga.
El drama de Ferrol no es actual, se lleva cociendo desde hace décadas. Es la única ciudad grande de Galicia que ha perdido habitantes, y detrás de ello se esconde un drama todavía mayor: una tasa del 32 % de paro que estremece a todo el que lo lea.
Ante todo esto, cabe preguntarse: ¿hay todavía esperanza? Y no tengo duda de que la respuesta es positiva.
Nunca antes Ferrol había tenido un alcalde tan implicado con la ciudad como el actual, y eso es de agradecer. Da gusto ver cómo el máximo representante de la ciudad trata de resucitar la “marca Ferrol” allá por donde va. Pero da más gusto todavía ver cómo lo hace “en casa”; porque, como ya sabemos, los primeros críticos con Ferrol y sus costumbres son los propios ferrolanos.
Asimismo, hay un presidente en la Xunta dispuesto a dar la batalla por el naval gallego, y eso también es positivo y hay que valorarlo. La puesta en valor que está haciendo internacionalmente de nuestra capacidad de construir barcos es una prueba latente de su compromiso con una ciudad asfixiada.
Pero necesitamos más acciones. Acciones en esta dirección. Y aunque el alcalde está haciendo unos esfuerzos notables que todos estamos viendo por mejorar la ciudad, todavía queda mucho por hacer. Esperemos que en un tiempo todo haya mejorado y podamos hablar de acciones plasmadas en la realidad.