Manuel Molares do Val-(molares@yahoo.es-cronicasbarbaras.es)
Escribía Julio Camba el 1 de julio de 1918, hace ahora 95 años, que una nación “se hace como cualquier otra cosa”.
“Es cuestión de quince años y un millón de pesetas. Con un millón de pesetas yo me comprometo a hacer rápidamente una nación en el mismo Getafe, a dos pasos de Madrid”.
Camba anunciaba, pues, que construir una nación sólo precisa tiempo y dinero, como demuestran los nacionalistas catalanes con pasión cada día más ciega.
La Generalidad actúa como quienes invierten en una hipoteca durante veinte o treinta años para tener casa propia; calcula que la secesión le costará entre 300 y 500 millones de euros anuales en propaganda para insuflar una histeria colectiva independentista.
Mas “et alii” pueden gastarse cinco mil, diez mil millones en veinte años para convencer a los catalanes que deben independizarse porque el resto del país los explota: están consiguiéndolo.
Con un déficit de 56.000 millones, la Generalidad acaba de desparramar nuevamente su catarata de ayudas a periódicos afines, radios y televisiones para que incrementen sus mensajes independentistas.
Hace solo una semana le dio ya otra nueva remesa de 2,4 millones de euros solamente a La Vanguardia, del Conde de Godó. A este monto se añaden las ingentes sumas anteriores, y las que vendrán.
Mientras, los medios realmente independientes del resto de España, especialmente periódicos, están desamparados.
Deberían imitar al Conde de Godó: ganarían mucho haciéndose independentistas, aunque, mejor, de sus ciudades y bloques de vecinos. Independencia para todos.
Podemos crear una República de cada Casa Pepe. Pepe o Casimiro. Podría inventarse una raza con el Rh mayoritario de los vecinos, una cultura y un idioma propios. Darían unos signos de identidad que sus habitantes defenderían enérgicamente.
Ikea creó la publicidad de la «República Independiente de Mi Casa». Pongámonos a ello: pagando, claro.