Antonio Miguel Carmona-(director diario progresista)
Permítanme una reflexión más allá de la información acelerada de una coyuntura desfavorable: los motivos por los que algunos pensamos que, en nuestro país, está en riesgo la libertad tantas veces evocada.
Los socialistas pensamos que nuestro objetivo es la libertad de todos y cada uno de los ciudadanos. Sin embargo, hay grandes colectivos conformados por personas de carne y hueso, cuyo uso de la categoría de ser libre es… sólo un sueño.
Hay personas con condiciones sociales adversas y ciudadanos que sufren también condiciones personales adversas que no pueden ejercer la libertad como nosotros. Aquellos más vulnerables, quienes no tienen para sí un futuro en el que pensar más allá de tratar de sobrevivir.
Muchas personas sufren condiciones sociales adversas tales como la pobreza o el desempleo. Niveles de miseria que en estos momentos estamos alcanzando, pobreza en edades tempranas, situaciones que hacen que colectivos enteros no puedan ejercer la libertad como usted o como yo.
Otros tienen condiciones personales adversas. Porque son personas dependientes o, simplemente, tienen alguna discapacidad que les impide aportar todo el valor añadido que poseen y que sin duda redundaría en beneficio de toda la sociedad.
Pues bien, las políticas de igualdad son un instrumento imprescindible para que las personas con condiciones sociales o personales adversas, puedan acceder a ser tan libres como aquellos que gozan de una situación mucho más afortunada.
A veces con poco, muchas otras con voluntad política -con políticas de igualdad al fin y al cabo-, logramos que la libertad se extienda entre todos y cada uno de los miembros de nuestro país.
Por eso el socialismo vence de una forma tan sistemática al liberalismo. Porque si éste es capaz de llenársele la boca de libertad para los que pueden ejercerla, aquel trata de llevarlo a todos los que deben disfrutarla.
Los gobiernos del Partido Popular se han hecho expertos en recortar en políticas de igualdad. Ellos mismos lo reconocen y lo explican con la excusa de que no queda otro remedio. Recortes en educación pública, privatización de la sanidad, reducción del gasto farmacéutico, menos residencias de mayores, disminución en ayudas a la mujer maltratada, sin financiación para el acogimiento de menores o de inmigrantes, mucho menos para la discapacidad o nada para la dependencia.
Recortes en políticas de igualdad que, como he dicho, son tijeretazos a la libertad de los ciudadanos. Ajustes que no son más que reducción de libertad para un país que necesita ser libre si quiere algún día ser próspero.