El buque escuela «Juan Sebastián de Elcano» rinde homenaje a los marinos españoles caidos en el combate naval de Santiago de Cuba

el cano-cuba-1El buque escuela ‘Juan Sebastián de Elcano’ rindió homenaje el pasado jueves en aguas del mar Caribe a los marinos españoles caídos en 1898 en el combate naval de Santiago de Cuba contra la escuadra norteamericana. Este acto se realizó coincidiendo con el paso del velero a menos de 150 millas de las costas cubanas y en una latitud próxima a la del puerto de Santiago de Cuba.

La celebración se llevó a cabo al ocaso en la toldilla del buque. Se entonó la oración marinera y el Comandante del ‘Juan Sebastián de Elcano’ leyó las palabras con las que el almirante Cervera arengó a su escuadra poco antes del combate naval.

A continuación, mientras la dotación del buque escuela entonaba ‘La muerte no es el final’, se depositó una corona de flores sobre un túmulo funerario cubierto por la bandera de España y rodeado de una representación de honor de la dotación. Posteriormente, se arrojó la corona floral al agua, coincidiendo con una descarga de fusilería realizada por la escuadra de gastadores de guardiamarinas.

(lectura con las palabras que el almirante Cervera arengó a su escuadra antes del combate naval)
(lectura con las palabras que el almirante Cervera arengó a su escuadra antes del combate naval)

Combate Naval de Santiago de Cuba

El 3 de julio de 1898 tuvo lugar el combate naval de Santiago de Cuba. La escuadra española, compuesta por los cruceros ‘María Teresa’, ‘Vizcaya’, ‘Colón’ y ‘Oquendo’ al mando del almirante Pascual Cervera y Topete, se enfrentó a una flota norteamericana al mando del almirante William Thomas Sampson. Fueron cuatro horas de intensa lucha en la que los marinos españoles supieron luchar con arrojo, heroicidad y valor.

Arenga del Almirante Cervera a su escuadra

¡Dotaciones de mi escuadra!

Ha llegado el momento solemne de lanzarse a la pelea. Así nos lo exige el sagrado nombre de España y el honor de su bandera gloriosa. He querido que asistáis conmigo a esta cita con el enemigo, luciendo el uniforme de gala.

Sé que os extraña esta orden, porque es impropia en combate, pero es la ropa que vestimos los marinos de España en las grandes solemnidades, y no creo que haya momento más solemne en la vida de un soldado que aquel en que se muere por la Patria.

El enemigo codicia nuestros viejos y gloriosos cascos. Para ello ha enviado contra nosotros todo el poderío de su joven escuadra.

Pero sólo las astillas de nuestras naves podrá tomar, y sólo podrá arrebatarnos nuestras armas cuando, cadáveres ya, flotemos sobre estas aguas, que han sido y son de España.

¡Hijos míos! El enemigo nos aventaja en fuerzas, pero no nos iguala en valor.

¡Clavad la bandera y ni un solo navío prisionero!

Dotación de mi escuadra: ¡Viva siempre España!

¡Zafarrancho de combate, y que el Señor acoja nuestras almas!

 

 

 

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