Federico Quevedo-(el confidencial)
“Hace unos días sufrí un escrache, pero no lo denuncié ni lo he contado a los medios”, me dice un ministro del Gobierno de Mariano Rajoy. “A mi me gusta salir a la calle a pasear a mi perro, a tomar algo, no me importa que la gente se me acerque y me cuente sus problemas, o que me reprochen las medidas que está tomando el Gobierno… Pero hace unos días un vecino me dijo que llevaba toda su vida votando al PP, pero que ya no volvería a votarnos más porque no estaba dispuesto a votar a gente que se llevaba el dinero a su casa… Eso me dolió mucho, volví a la mía hecho polvo… Eso es lo que más daño nos está haciendo, por encima de los recortes o de los ajustes”.
El relato de este ministro refleja a la perfección cuál es la situación que ahora mismo atraviesa el Ejecutivo de Rajoy, acosado en las calles, castigado en las encuestas y, sin embargo, sujeto de la mayor responsabilidad que haya tenido un Gobierno en los últimos treinta años: garantizar la estabilidad de las instituciones y la supervivencia del sistema democrático en un momento en el que el PSOE ha perdido por completo sus discurso, se deja llevar tan sólo por el oportunismo y ha abandonado la defensa de los más elementales principios sobre los que se construyó la Transición.
“Es imposible llegar a pactos con el PSOE… Cada vez que cierras un acuerdo con un interlocutor, al momento siguiente viene otro interlocutor que lo rompe. No se puede hablar con nadie, Rubalcaba no manda en el partido y por eso estamos solos, no ya para hacer nuestras políticas, sino para todo aquello que se refiere a temas de Estado… Pero vamos a seguir adelante y vamos a hacer nuestras reformas, con el PSOE o sin el PSOE”.
Un Gobierno noqueado
¿De dónde saca el Gobierno ese voluntarismo? “El Gobierno está noqueado, no somos capaces de reaccionar con la diligencia que deberíamos, pero al mismo tiempo está cohesionado, estamos todos en el mismo barco”. ¿Y entre Guindos y Montoro? “También, claro, en otras circunstancias podría haber más discrepancias entre ellos pero ahora el Gobierno está unido en la adversidad”.
Entonces… “Es la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, la que hace un trabajo impresionante para cohesionar el Gobierno, resolviendo todos los conflictos o discrepancias que puedan surgir entre los ministros, echándose al hombro casi todos los problemas y resolviéndolos con eficacia y discreción. Rajoy confía plenamente en ella. Es más, dudo mucho que si hay una remodelación del Gobierno el presidente cree otra vicepresidencia, ni siquiera económica. Ella es el alma del Gobierno y lo va a seguir siendo”.
Un inciso… ¿habrá crisis de Gobierno? “No creo que la haya antes de las elecciones europeas, que son dentro de un año. Rajoy aprovechará esa circunstancia para hacer los cambios que tenga que hacer, y así no vinculará la remodelación a la crisis”. ¿Quiénes son los candidatos? ¿Cañete? ¿Mato? “Miguel sería un magnífico candidato en unas elecciones en las que, sin embargo, vamos a sufrir un castigo enorme. Nosotros y el PSOE. Pero creo que el prefiere ser comisario europeo antes que candidato, aunque también puede ser que lo segundo vaya después de lo primero. Y lo de Ana no lo veo. Ir de dos sería un castigo, y no puede ir de uno. No creo que salga del Gobierno”.
La ‘bofetada’ de Bárcenas
Volviendo a la situación… “Nosotros estábamos preparados para todo, para la respuesta en la calle a nuestras políticas, para explicar las razones por las que no cumplimos nuestro programa, pero no estábamos preparados para lo de Bárcenas. Ha sido como una bofetada, eso es lo que nos ha noqueado. No hemos sabido responder”. ¿Por qué? “Había que haberse desmarcado por completo de él desde el primero momento, desde que supimos lo de las cuentas. Hasta ese momento Bárcenas era uno más, con problemas con la Justicia, pero uno más. Ahí nos dimos cuenta de que no, de que nos había engañado a todos ¡Si yo lo he tenido a mi lado, como estás tú! Nunca pensé que eso podía estar pasando. Nos ha hecho un daño terrible, irreparable, a todos porque la gente nos identifica a todos con él, y eso es lo más doloroso, lo que más nos afecta como políticos y como personas”.
¿Qué había que haber hecho? “Salir en tromba contra él (…) Ponerle no una, sino dos, tres querellas. Las que hicieran falta, desde el primer momento. Y pedir perdón, disculparnos ante la ciudadanía”. Eso lo tenía que haber hecho Mariano Rajoy… “Ahora ya no. Tenía que haber sido la reacción del primer momento, pero ahora ya no es creíble”.
¿Se puede dar la vuelta a esta situación? “Sí. Si cambia la situación económica. Eso hará cambiar la percepción de la gente sobre el resto de asuntos”.
El Rey, el Príncipe y el yerno
¿Incluida la Monarquía? “También. Bueno…”. ¿Habrá abdicación? “(Silencio) El Príncipe lo está haciendo muy bien, pero no puede ser él el responsable de sacar a la Institución de su crisis”. Ya, claro, antes habría que ‘limpiar’ y que asuma la Corona cuando ya esté hecho ese trabajo, pero siempre antes de las próximas elecciones.
“¿Por qué dices eso?”. Porque si el PP no saca mayoría absoluta y el PSOE sigue hundido lo que estará en juego no será la sucesión, sino la institución. (Mi interlocutor responde con una sonrisa que entiendo como una respuesta afirmativa) ¿A pesar del libro de Letizia? “Eso es un ataque intolerable a su privacidad, a su intimidad (…) No creo que tenga más recorrido que el que ha tenido en determinados medios muy escorados a la extrema derecha”.
¿Qué opina el Gobierno de que Urdangarin se vaya a Qatar? “Urdangarin está muy tocado psicológicamente; mucho. Me preocupa eso mucho más que la posibilidad de que pueda escaparse. No se va a escapar. ¿A dónde? ¿Con qué dinero? Es absurdo. Pero que esté lejos rebajará la presión”.
¿Irá a la cárcel? “Le van a condenar. La cárcel tardará más, porque vendrán los recursos y hasta que todo eso se resuelva pasará tiempo. Pero llegará también”. ¿Y la infanta? (Aquí a mi interlocutor se le ve nervioso) “Puede pasar de todo. Yo creo que el juez la vaya a desimputar después de su declaración. Pero a lo mejor no. La audiencia va a confirmar la imputación para que declare. Es una situación muy difícil, muy complicada”.
¿El Gobierno sabía que se iba a imputar a la Infanta? “El juez Castro tenía preparado el escrito de imputación desde hace un mes, y durante todo este tiempo desde la Fiscalía se le ha estado intentando convencer de que no lo llevara adelante. Pero lo ha hecho y la Fiscalía ha actuado como tenía que hacerlo. A partir de aquí ya veremos lo que pasa”. ¿Están separados la Infanta y el duque? ¿Su viaje confirma la separación? “Prefiero que no me preguntes sobre eso”.
Más presión en la calle
Cambiando otra vez de asunto, ¿Qué opina el Gobierno sobre los escraches? “Son actos de acoso, de coacción. Yo he sufrido uno, en mi casa, pero no lo he denunciado. Yo creo que no hay que darles publicidad, que eso es lo que quieren. Claro que yo tengo escolta en la puerta de mi casa y no pudieron hacer nada. Por eso entiendo que quienes no la tienen y han sufrido el acoso de una manera más directa si lo hagan, que lo denuncien. Pero son difíciles de evitar porque no podemos poner protección en todas la casas de políticos del PP, y no se sabe cuando van a ser ni dónde”.
¿Esto es sólo el principio? “Sí. Va a haber más presión en la calle. Esa es la estrategia. Pero eso nos perjudica a todos, perjudica al sistema y quienes aunque no lo apoyan lo consienten o lo ‘comprenden’ no saben lo que hacen”. ¿Ana Botella seguirá siendo alcaldesa de Madrid? “A eso te respondo el 4 de septiembre…”.