Esto terminará mal

Manuel MolaresManuel Molares do Val-(molares@yahoo.es-cronicasbarbaras.es)

Quienes han visto el acoso a ciudadanos en otros países saben que más temprano que tarde alguno de los perseguidos perderá la calma y responderá con más violencia que los agresores, lo que llevará a enfrentamientos entre provocadores y provocados.

Los inquisidores de la llamada Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), en la que entre centenares de acosadores hay muy pocos afectados realmente, se parecen cada vez más a las bandas de la porra, a los populachos que esperan una respuesta violenta de sus víctimas.

La mayoría de esos grupos, al menos en Madrid, está formada por antisistemas, anarquistas y otros radicales de la ultraizquierda, los viejos de la ortodixia buenista y falsamente solidaria.

Se detectan por su pelo rasta, tintes, colgantes y automutilaciones, ropas medio deportivas y de combate, y sus mochilas cargadas de piedras y navajas.

También aparece liderándolos Jorge Verstrynge, un tipo peligroso, un  exaltado que militó de joven en el neonazismo francés, fue segundo de Fraga en AP, pasó al PSOE, y finalmente se hizo ultraizquierdista proislamista y antisemita, es decir, volvió al neonazismo pintado de rojo.

Cuidado con los exaltados, que pueden acosar a cualquiera por cualquier motivo, aunque de momento las víctimas sean sólo del PP.

El acoso a la vivienda de la vicepresidente del Gobierno, aunque no estemos de acuerdo con su política,  podría interpretarse como amenaza terrorista: ese acto facilita cualquier atentado contra una familia, que además debería ser una de las más protegidas de España.

Están destruyendo el derecho ciudadano a la intimidad, que no tiene nada que ver con las reclamaciones de los acosadores, que tienen su propio camino.

Decía Churchill que en democracia le despierta a uno el lechero y no la policía, pero aquí lo hacen las jaurías: recuerdan a la policía franquista.

Aunque arrastren con ellos a gente decente e ingenua, los escrachistas son un populacho ebrio repitiendo consignas simples, imperativas y utópicas, dirigido por una extrema izquierda que quiere respuestas violentas.

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