Manuel Molares do Val-(molares@yahoo.es-cronicasbarbaras.es)
Artur Mas cierra quirófanos, pero abre embajadas, crea un cuerpo diplomático, dilapida dinero en inasumibles sueldos y gastos públicos suntuarios, pero exige la independencia de Cataluña porque “España nos explota”, cuando aporta poco al resto del país que le da de comer como primer cliente de sus productos.
Con una deuda de 56.000 millones se lanza enloquecido a gastar más para ganar presencia internacional al margen de España, captar inversión extranjera y difundir la propuesta independentista.
Quizás la inversión extranjera huya precisamente de ese independentismo: en 2012 sólo fue a Cataluña el 18 por ciento de la que llegó a España.
La mayoría, el 62 por ciento, quedó en Madrid. Los nacionalistas podrían añorar a Franco: bajo su dictadura era al revés, las inversiones iban mayoritariamente a Cataluña.
Gracias al desarrollismo franquista la región tiene un PIB de 199.000 millones de euros, mientras Madrid, pueblucho desindustrializado bajo Franco, alcanza ya los 190.000, con un millón de habitantes menos.
Ese rápido avance madrileño se debe a sus menores impuestos y a que concede mayores libertades empresariales.
Con tantos empresarios y financieros establecidos, Madrid recaudó 78.102 millones de euros de los distintos impuestos en 2012, mientras que Cataluña solamente 32.913.
Y si los presupuestos catalanes prevén en 2013 unos gastos de 27.219 millones, al prorrogar los de 2012, su aportación a las arcas del Estado será solamente de unos 5.694 millones de euros.
Por el contrario, el presupuesto de Madrid de 2013 es de solo 17.048 millones, por lo que le aportará al Estado 61.054 millones: equilibrará los presupuestos de comunidades menos ricas.
Por ejemplo, la nueva ola independentista gallega debería saber que su Comunidad recauda sólo 5.691 millones de euros, pero recibe 8.479.
¿Cómo viviría Galicia sin los 2.788 llegados de regiones con superávit, especialmente Madrid?