El arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio, de 76 años, ha sido elegido el Pontífice número 266 de la Iglesia Católica y se convierte en el primer jesuita de la historia en ocupar este puesto. Según algunos medios internacionales, como la BBC, el nombre elegido –Francisco — es en homenaje a Francisco de Asís.
El cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio, salió al balcón de la Plaza de San Pedro como el Papa Francisco , vestido todo de blanco y con una sencilla cruz que le colgaba, impartió su primera oración Urbi et Orbi y antes, pidió a sus hermanos que rezaran por él.
«Parece que mis hermanos cardenales han ido casi al fin del mundo», comentó en relación a la celebración del Cónclave que le ha elegido 266 Papa de la historia de la Iglesia Católica. Bergolio pidió también orar por el papa emérito Benedicto XVI.
En su despedida, el nuevo Pontífice reveló que este jueves irá a rezar a la virgen para que cuide a toda Roma.
El nuevo Papa
Bergoglio fue creado cardenal por Juan Pablo II en el consistorio del 21 de febrero de 2001, con el título de San Roberto Belarmino.
Nacido en Buenos Aires pero con raíces italianas, estudió y se graduó como ingeniero químico, pero después eligió el sacerdocio y entró en el seminario de Villa Devoto. El 11 de marzo de 1958 se unió al noviciado de la Compañía de Jesús y posteriormente estudió humanidades en Chile.
En 1963, regresó a Buenos Aires y cuenta con una licenciatura en filosofía en la Facultad de Filosofía de la máxima colegio «San José San Miguel. Entre 1964 y 1965, fue profesor de literatura y psicología en el Colegio de la Inmaculada Concepción de Santa Fe en 1966 y ha impartido estos temas en el colegio del Salvador de Buenos Aires.
De 1967 a 1970 estudió teología en la Facultad de Teología de la máxima colegio «San José», en San Miguel, donde se graduó. En 1969 fue ordenado sacerdote. También ha sido maestro de novicios en Villa Barilari, de San Miguel (1972-1973), profesor de la Facultad de Teología y Consultor de la Provincia y Rector del Colegio Arriba.
En la década de los 80 viajó a Alemania para completar su tesis doctoral y posteriormente se trasladó a la iglesia de la Compañía en la ciudad de Córdoba como director espiritual y confesor.
El 20 de mayo de 1992, Juan Pablo II lo nombró Obispo titular de Auca y auxiliar de Buenos Aires. El 27 de junio del mismo año recibió de la Catedral de Buenos Aires la ordenación episcopal del cardenal Antonio Quarracino, el Nuncio Apostólico, Monseñor Ubaldo Calabresi y el obispo de Mercedes-Luján, monseñor Emilio Ogñénovich.
El 3 de junio de 1997 fue nombrado Arzobispo Coadjutor de Buenos Aires y, a la muerte del cardenal Quarracino, el 28 de febrero de 1998 fue nombrado arzobispo de Buenos Aires. Desde noviembre 2005 hasta noviembre 2011 fue presidente de la Conferencia Episcopal Argentina.
Es miembro de las congregaciones para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, para el Clero, para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica; del Pontificio Consejo para la Familia: de la Pontificia Comisión para América Latina.
También es autor de los libros «Meditaciones para religiosos’ de 1982, ‘Reflexiones sobre la vida apostólica’ en 1986 y ‘Reflexiones de esperanza’, de 1992, según señala el Vaticano.
Felicitación de Rajoy
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, hizo envío de un telegrama de felicitación a Jorge Mario Bergoglio, elegido este miércoles como Santo Padre, con el nombre de Francisco . El jefe del Ejecutivo le trasladó su disposición para «fortalecer las especiales relaciones entre la Santa Sede y España.
Rajoy comenzó el telegrama con una «calurosa y respetuosa» felicitación para saludar a Francisco como el nuevo Papa. «En esta privilegiada e histórica ocasión en la que la Iglesia se hace más universal que nunca, os manifiesto la disposición de mi Gobierno para mantener y, si cabe, reforzar, las especiales relaciones entre la Santa Sede y España», señalaba Rajoy.
El presidente del Gobierno añadía que esa fortaleza se cimienta «sobre la base de los profundos valores» que comparten la Santa Sede y España, en referencia a «la vida, la dignidad humana, la libertad, la paz y la justicia».
«Estoy convencido de que Vuestro Ministerio Apostólico y Vuestra guía de la Iglesia contribuirán de manera decisiva a un mundo mejor, en beneficio de la convivencia entre todas las naciones y creencias religiosas», concluía Rajoy.