El cortijo naronés

miguel angel pazosMiguel Ángel Pazos (*)

Si algo demostró el último pleno naronés del 28 de febrero es que la demagogia practicada por los partidos integrantes del gobierno local parece no cesar en su escalada y acercarse a esa temeridad que supone estar inmersos en un tùnel sin una luz al final para salir de él.

Lo peor ya no es eso, ya que al fin y al cabo, estamos acostumbrados. Lo peor es que a los integrantes del cuatripartito no les importe todo aquello que supone la ética y pasen directamente al ataque personal a su rival político, en este caso el portavoz del Grupo municipal Popular, Miguel Santiago Boullón.

El ataque a lo que el líder del PP en Narón cobre o deje de cobrar debe de entenderse como un desesperado intento – uno de tantos –del gobierno naronés por hacer oposición desde el Concello a la propia oposición, no teniéndola en cuenta lo más mínimo y, si es posible, despreciándola cada instante que puede.

Digno de recordar será el momento en el que la concejala de Converxencia Galega, María Porto, le recriminó a Miguel Santiago que “si no necesita la política para vivir reparta su sueldo”. No sabemos con quién, porque el alcalde se dignó a cortarla antes de que finalizara una frase que terminaría por dilapidar su ya de por sí infructuosa trayectoria política en el consistorio local.

El espectáculo que los vecinos tenemos que soportar en cada pleno es vergonzoso. El Concello es algo más que un miniparlamento donde reinen las mociones dirigidas a criticar medidas del gobierno nacional del Partido Popular o del autonómico. Debería de ser el sitio donde los naroneses acudieran a buscar soluciones, pero lo único que se encuentran es un gobierno que reparte problemas mientras le pasa la batuta de todos a la oposición.

Pero no debería de sorprendernos. Es solamente una pincelada más de un Concello que han querido convertir en un cortijo para propios, pero no ajenos.

(*) Miguel Pazos es presidente de NNXX de Narón

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