Un equipo de expertos del grupo de investigación Arqueopat de la Universidad de Santiago de Compostela (USC) inicia desde este lunes, día 4, la búsqueda del mayor barco de la Armada Invencible, una de las flotas más grandes de la historia, enviada por Felipe II a la conquista de Inglaterra.
La Ragazzona, nave capitana de la Escuadra de Levante, capitaneada por Don Martín de Bertendona, Gran Almirante de la flota de Felipe II, se hundió en el viaje de regreso de la maltrecha flota, tras circunnavegar Gran Bretaña e Irlanda. Fue el 8 de diciembre de 1588, la noche antes de entrar en el Puerto de La Coruña.
El proyecto prevé la búsqueda y estudio de la documentación histórica disponible y trabajos de prospecciones arqueológicas subacuáticas en la ría de Ferrol, con el objetivo de localizar e identificar los posibles restos del naufragio, acontecido hace 425 años.
Según informa el arqueólogo Ignacio A. Crespo Liñeiro, el proyecto contará con el apoyo de la unidad de buceo de la Armada, con base en A Graña, (Ferrol) y de la empresa de arqueología Argos –Servicios de Actividades Subacuáticas S.L.–, de la cual es gerente, además de varios profesionales e investigadores de las Universidades de Valladolid y Durham y Aix-Marseille. El grupo está dirigido por David Fernández y el equipo de trabajo de campo lo componen entre cinco y siete personas, a los que se suman los investigadores de apoyo.
La nave era de propiedad veneciana y era el que dirigía toda la flota mediterránea del rey español, por lo que participó en la expedición de la Armada Invencible.
La nave tampoco pudo sobreponerse a los contratiempos y huyendo de los temporales se refugió en la ría de Muros, pero no pudo ser reparada a tiempo y Bertendona recibió órdenes de partir hacia A Coruña para poder ser arreglada y volver pronto a Venecia.
Sin embargo, y pese a la negativa de Bertendona, partieron rumbo hacia A Coruña. Una tormenta volvió a sorprenderles a la altura de Muxía, pero consiguieron salir adelante. Una vez avistada la ría de A Coruña, echaron ancla, pero un nuevo temporal volvió a sorprenderles y no pudieron sobreponerse a las fuertes rachas de viento que acabaron por romper las velas de la nave conduciéndola a Ferrol, donde se hundió a la entrada de la ría, en Punta de Fornelos, en cabo Prioriño.
Los expertos aseguran que, aunque Felipe II mandó en la época rescatar los cañones de bronce de la nave, en el fondo del mar de Ferrolterra aún quedan restos valiosos de este barco de más de 1.000 toneladas