La mayor parte de los estudios que defienden la insostenibilidad de los sistemas públicos de pensiones están financiados por empresas de seguros privados o entidades de crédito interesadas en un mercado tan jugoso como rentable.
España destina a pensiones en términos de PIB casi tres puntos menos que la media europea. Mientras enla UE el 11,7% del PIB, de la renta nacional, de lo que ganan, se dedica a pagar jubilaciones, en España se transfiere únicamente el 9,3%
Estamos pues lejos aún, ya no de los países más avanzados, sino de la propia media europea, media a la que en otras magnitudes hemos rebasado hace tiempo. Por eso lamento que la mayor parte de las medidas que se toman van en busca de reducir la pensión media en España.
Kilos de demagogia para engordar, así de simple, los beneficios de las compañías privadas, tanto financieras como aseguradoras (valga la redundancia). El hecho de ampliar los años de cálculo trabajados para determinar la pensión a recibir no es por justicia matemática universal, sino, simplemente, para abaratar la pensión que recibirán nuestros jubilados.
Que Francia destine el 13,6% o Alemania el 12,3% de su PIB al pago de pensiones nos ha de hacer ver que nuestras jubilaciones, lejos de empeorar, debieran escribirse en un horizonte que buscara su mejora en función de las condiciones.
Durante los últimos años de gobierno socialista (2004-2011), la pensión media se elevó un 27%, la de viudedad para mayores de 65 años un 37%, mientras que la mínima se incrementó en un 49%. Sólo el último año se congelaron todas menos la mínima y las no contributivas, mientras que con los conservadores la pérdida de poder adquisitivo ha sido la hoja de ruta de la austeridad de un gobierno errado.
Ya no digo que lleguemos al 15% del PIB italiano destinado a pensiones. Digo que construyamos una sociedad en la que nuestros ancianos y aquellas personas más necesitadas no sean las que pagan el ajuste.
Que menos de dos trabajadores sostengan a un pensionista es un mal indicador. Sobre todo cuando en 2007 éramos 2,44. Se impone pues aumentar el número de afiliados ala SeguridadSocial, unos diecisiete millones de ciudadanos que son los que sostienen a unos nueve millones de pensionistas.
Mejorar el empleo y nunca empeorar el gasto en pensiones del que tanta divergencia tenemos con Europa son dos objetivos imprescindibles si queremos seguir siendo un país desarrollado gobernado por gente inteligente.