Carlos J. García
Hace ya algunos días leí en la prensa local las dificultades presupuestarias por las que atraviesa la tan ferrolana y emblemática Cocina Económica fundada por D. Antonio Togores allá por el año 1891, dadas las precariedades y necesidades sociales provocadas por una pobreza extremadamente alta en buena parte de los ferrolterranos de aquella época. A lo largo de este siglo y medio (ya casi) las condiciones, circunstancias y evolución social han cambiado mucho y las organizaciones de ayuda y asistencia se han ido adaptando a los tiempos nuevos.
El Estado, en todos sus niveles, también ha cambiado normas con el objetivo de mejorar la atención y la defensa de las personas. También los voluntarios hoy juegan un papel diferente y, como no, los trabajadores. Las normas las han de cumplir todas las partes con la mayor pulcritud y, desde luego, la legislación en materia laboral. Aunque hay que diferenciar y distinguir la relación laboral y la exclusivamente de voluntariado, quien tiene también sus normas,
En el caso que nos ocupa, la Cocina Económica, (supongo que a las demás organizaciones, también), le supone, según manifiestan, la necesidad de reajustar sus presupuestos y parece que tal ajuste supone rebajar gastos cerrando dos días los comedores, o suspender la actividad, como dicen las crónicas que suena más suave.
La verdad es que, desde mi pequeño rincón, sentí una enorme tristeza al leerlo y es casi lo único que se me ocurre decir. Tristeza
Conocí. en mi corta y puntual colaboración de voluntario, a la Cocina Económica ya hace 26 o 27 años (la verdad es que voy mayor, que diría un buen amigo) y aun sabiendo lo que allí se trabajaba y la calidad con que se hacía y hace, me sorprendió la enorme actividad ilusión y dinamismo que tanto trabajadores y voluntarios desarrollaban y lo hacen cada día (seguirlos en Facebook, es una delicia). También me sorprendió y mucho en aquella época (supongo que no habrá cambiado mucho) detectar a determinados usuarios que acudían a comer por razones distintas al
estereotipo conocido de pobreza. Estas personas usaban los servicios de la Cocina cada día no por pobreza económica, que algo había, si no por pobreza de soledad, incapacidad, etc. Había personas que no podían ir a la compra y su pensión tampoco les permitía acudir a otros establecimientos al uso. Allí comían o recogían la comida
para llevar a su casa.
Como dije anteriormente, la Cocina Económica de Ferrol, es una institución fundada en 1891, es decir, son 134 años de voluntariado, 134 años ofreciendo una comida digna y sana a las personas que no disponían de recursos para poder cubrir sus necesidades diarias. Por su historia y la de sus trabajadores y voluntarios, no me cabe duda alguna de que la intención no es disminuir los servicios, al contrario. A todos los que han colaborado, siempre les debemos de estar agradecidos, por su cariño, dedicación y sensibilidad, interés y excelente predisposición. Pero una persona, o un grupo pequeño, no pueden hacer todo. Los demás tenemos nuestra propia responsabilidad, y a ella apelo, así como a las administraciones públicas en todos los niveles. El objetivo de sociedad del bienestar comienza por poder comer cada día.
En todo este barullo me sorprende la cierta indiferencia institucional, así lo percibo y si no lo es pido disculpas y rectifico, ante problemas sociales como este que quizás vendan menos que otras cosas importantes también; quizás sea que reconocerlo significa aceptar cierto fracaso. Esta idea me trae a la cabeza si es posible que se nos haya olvidado preguntarles a quien corresponda qué es el Bienestar Social: ¿Permitir que una situación como la de la Cocina Económica, se produzca? ¿Preocuparse de los “Sin Techo” más allá de albergues, pero con papeles? ¿Preocuparse de personas mayores y no tan mayores que aun teniendo un sitio donde vivir, les cuesta ir a la
compra y buscan intimidad por “vergüenza social”?. Podría poner más ejemplos, como el de los enfermos de la ELA, pero será otro día ocurrente.
Estoy seguro de que cada uno de Vds. los tendrá e incluso conocerá. Porque a veces dudo de la eficacia del Estado en la protección a los más débiles y marginados (es su obligación), parece no preocuparle más allá de grandes elocuencias que jalea la peña. Pero el problema está presente y crece y los datos oficiales así lo dicen. Llevamos, al menos, esos 134 años con el mismo problema, mejor o peor llevado a base de parches. Considero que no es propio de una sociedad avanzada que consienta estas cosas; quizás sea simplemente porque los usuarios no suelen votar, o como decía un gran amigo ya fallecido “estén sin contar”.
No creo que esta Ocurrencia mía de hoy, sirva para grandes cosas, pero sí espero que para reflexionar a las tres partes (Estado, Organizaciones como la Cocina Económica y responsabilidad social) y que no nos olvidemos que el acompañamiento de la vida de los que están al margen no es solo cosa de quienes durante determinado periodo
tienen “El Bastón de Mando” (que solo es un símbolo) y piensan que con mandar llega.
Es de todos nosotros y no podemos permanecer al margen ¡Ánimo, Cocina Económica, ¡ánimo a sus voluntarios y trabajadores y a confiar! Y a reflexionar en como adaptarnos a las realidades sociales de hoy marcadas por la “Multiculturalidad” las costumbres y las maneras y creencias de cada persona en una sociedad que cambia rápidamente. Y todos a seguir ayudando y trabajando por quienes nos necesitan sin perder de vista que quizás, un día, necesitemos de los demás.