
El Día Europeo de la Logopedia, que se celebra este jueves, día 6 de marzo, pone el foco en la importancia de la atención temprana bajo el lema “Enriqueciendo el entorno lingüístico de los niños”. “El entorno siempre es clave en el tratamiento de logopedia, pero en el caso de los niños de 0 a 6 años cobra mayor importancia”, apunta la especialista.
Con motivo de la celebración del Día Europeo de la Logopedia, que este año se celebra bajo el lema “enriqueciendo el entorno lingüístico de los niños”, Sara Dopico, logopeda del hospital «Ribera Juan Cardona» recuerda que “el desarrollo de las habilidades comunicativas comienza desde el nacimiento, por ello es importante la intervención temprana y el asesoramiento profesional”.
Este año, el Día Europeo de la Logopedia pone el foco en la importancia de la atención temprana. “Es fundamental proporcionar un tratamiento precoz para favorecer un desarrollo correcto de las funciones comunicativas, aunque esto no es todo; las funciones orales no verbales (succión, masticación o deglución) también pueden verse alteradas en esta etapa. Es importante intervenir a edades muy tempranas para evitar futuras consecuencias”, apunta la logopeda del hospital «Ribera Juan Cardona«.
La población infantil susceptible de necesitar apoyo logopédico por alteraciones en el desarrollo son niños con mutismo, prematuros, con trastornos del desarrollo del lenguaje, trastornos de la fluidez, TEA (Trastorno del Espectro Autista), discapacidades intelectuales o trastornos del sistema estomatognático como succión, masticación, deglución y fonación.
Para los especialistas en logopedia es muy importante trabajar en coordinación con las familias y el resto de profesionales que rodean al paciente para lograr un abordaje integral. “Recibimos derivaciones de colegios, escuelas infantiles, pediatras, internistas, otorrinos, neurólogos, clínicas dentales o maxilofaciales con los que también mantenemos un contacto constante en beneficio del paciente”, añade Sara Dopico.
“El entorno siempre es clave en el desarrollo de un tratamiento rehabilitador, pero en el caso de los niños de 0 a 6 años, que es la etapa que engloba la atención temprana, cobra mayor importancia”, advierte. “El papel de las familias y de los pediatras es crucial ya que son los primeros que pueden detectar señales de alarma para acudir a un especialista”.
A lo largo de su vida, los niños van superando hitos del desarrollo a nivel motor, social y emocional, cognitivo y lingüístico. En función de cada etapa, se espera que vayan adquiriendo unas determinadas capacidades y es labor del pediatra, valorarlo y derivar al especialista en caso de ser necesario.
“Se espera que al año existan patrones de imitación del habla y la entonación, respuesta a peticiones simples y uso de gestos sencillos como el sí o el no; que a los dos años empiece a ampliar su vocabulario, a utilizar frases de dos palabras, hacer peticiones simples, a emitir preguntas y a usar el juego simbólico”, indica la especialista.
“A los tres años, debería tener un vocabulario de más de 200 palabras, emitir frases de tres o más palabras o ser capaz de contar un relato breve. Sin embargo, hay que entender que estos datos son orientativos y el ritmo de aprendizaje varía mucho en función del contexto”.
La intervención suele realizarse de forma directa con el propio niño, pero también indirecta, con su familia. El logopeda les proporcionará pautas y que puedan llevar a cabo en el día a día y que permitirán una estimulación integral: reforzar positivamente todos los intentos de comunicación oral del niño, instaurar en casa un habla lenta y clara evitando siempre el silabeo, fomentar su intención comunicativa estableciendo la rutina de solicitar una petición para recibir un estímulo.
También es importante mantener una correcta alimentación mordiendo y masticando alimentos con diferentes texturas y fomentar su autonomía en los momentos de las comidas y, sobre todo, coordinar las pautas a seguir con todos los miembros de la unidad familiar ya que, ofreciendo el mismo mensaje al niño, se logra establecer una rutina.
En lo que respecta la intervención directa, el logopeda se encarga de la estimulación del lenguaje oral comprensivo y expresivo, estimulación sensorial, trabajo de la musculatura orofacial para la mejora de la alimentación (succión, masticación, deglución y selectividad alimenticia) y articulación, estimulación auditiva y corrección de la función vocal en niños.
“Es importante consultar con un logopeda si se observan dificultades en la adquisición del lenguaje, habla o lectoescritura, afectación de la voz, episodios de atragantamiento o dificultades en la alimentación, alteraciones en la mordida o dificultades del lenguaje asociadas a una pérdida auditiva”, concluye la especialista