José Manuel Otero Lastres
Puse Antena 3 para ver que había pasado entre Zelenski y la cúpula que gobierna en los Estados Unidos y las cosas empezaron mal y acabaron peor.
El comienzo inusitado sucedió por la vestimenta que llevaba Zelenski. Trump le recriminó que fuera vestido de “campaña”; es decir, como si estuviera en la guerra y no con el traje y sus habituales ingredientes del que habita en la ciudad.
Este solo hecho hizo que Trump se refiriera a Zelenski hablándole de lo peculiar indumentaria para la entrevista. Y en un momento de su entrevista Zelenski le dijo al vicepresidente Vance que venía así vestido porque aún no había acabado la guerra.
Desde la vestidura hasta el final las cosas fueron a peor. Trump le reprochaba a Zelenski que todo lo que había conseguido en la guerra era gracias a EEUU y que todavía no le había dado las gracias, cosa a la que respondió Zelenski de inmediato agradeciéndoles lo recibido.
Pero la impresión que me produjo la reunión fue: muchos americanos contra el singular Zelenski que tenía que dirigirse a los que hablaban con él, en un claro ejemplo de todos los ricos contra el que necesitaba la ayuda para que Ucrania fuera un país libre y democrático.
Una lucha desigual de varios contra uno que defiende por encima de todo a su país. Y que se niega a que se le dé a Putin la ventaja del agresor.
No se firmó tratado alguno y yo en estos momentos estoy a favor de la libertad sin medios que defiende el que necesita la ayuda de los países democráticos.
Las cosas han cambiado y no sé si los que votaron a Trump estarán muy contentos ahora de su prepotente actuación. Pero tuve la impresión de que a Zelenski le cayó un rapapolvos por pedir lo que necesita para que haya un buen tratado de Paz. Y eso aunque Trump le dijera que podía generar una Tercera Guerra Mundial.
Si antes admiraba a Zelenski ahora me gusta más ver cómo defendió a su país, proponiendo una paz digna que le dé sentido a todos los que combatieron para alcanzarla.